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Plaga de conejos

Plaga de conejos

Cometí el garrafal error de no poner protectores a una viña que acabo de plantar y que está empezando a brotar. Y no lo hice porque nunca había tenido hasta ahora problemas con los conejos. En total 4,5 hectáreas de garnacha tintorera. Cerca de 10.000 plantas. El campo está pegado a una acequia de carrascas y maleza. Lleva años sin limpiarse. Los conejos tienen ahí un auténtico vergel. Un paraíso donde refugiarse, sin que puedas echar los hurones y acabar con ellos. He tenido que poner estos días 1.750 protectores porque los conejos han empezado a arrasar la viña. Un 20% de las cepas han sido comidas por los conejos. El problema es que si no pones protectores en todo el campo y a cada una de las cepas, los conejos buscan aquellas que no están protegidas y terminan por comérselas también. Con lo cual, tendré que ponerle a todas sino quiero que acaben con toda la plantación. Si muerden dos veces el brote, ya no hay forma de recuperarlo. Espero todavía sacarlas adelante.

Fontanars dels Alforins se había salvado hasta ahora de la plaga de conejos que afecta a otros municipios de la Vall d'Albaida. 166 municipios de la Comunidad de Valencia, de los cuales 75 corresponden a Valencia están en alerta cinegética. Castilla-La Mancha es la zona de España con más municipios afectados, con 274 pueblos.

Este conejo solo se puede cazar con hurón. Únicamente sale de la madriguera para comer. Permanece cerca de ellas y al menor ruido se mete. Busca terrenos arenosos donde hacer las madrigueras. Verdaderas obras de ingeniería, con intrincadas galerías, donde muchas veces torean a los hurones en su interior. No tiene nada que ver con el conejo de monte autóctono que se caza con perro y que habitaba estos valles. Es un híbrido, inmune a las enfermedades, como la mixomatosis o la neumonía hemorrágico vírica, con camadas más numerosas y que procrea varias veces al año. A las pocas semanas de vida, ya son capaces de sacar adelante a una prole.

Las medidas que se toman desde la Conselleria de Medio Ambiente y desde las propias sociedades de cazadores, responsables de los acotados, no son suficientes para paliar los daños que los conejos causan en la agricultura y que, según los últimos datos disponibles, se cifran en 26 millones de euros. Un sombrío panorama que requiere de la implicación de todos los sectores afectados: agricultores, administración y cazadores.

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