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Popeie, Wendy y Parche

Cuando los divos se convierten en algo más que divos, o lo que podríamos llamar "aquí me las traigan, que les espero" vamos a encontrarnos con los desagradables agravios comparativos, tan odiosos pero tan necesarios a los que solemos ocurrir. Que cosas somos capaces de hacer.

Tengo un inseparable amigo que se llama Popeie al que intento emparejar con Wendy. Pero no hay manera. Lo he intentado también con Parche y naranjas de la china, y al final de la corrida (en el sentido exacto de la palabra), resulta que Popeie es tan libre y tan independiente que no se deja aconsejar por nadie, pero eso sí, es tan atractivo y gentil, tan universal y diferente que quien no cae rendid@ a su pies no sabe lo que se hace.

Se acaba de clausurar una magna exposición con todas las salas posibles de Xàtiva a su antojo. Le han hecho un catálogo que para usted lo quisiera y le han abierto las puertas tan de par en par que no había forma de cerrarlas. Ha sido agasajado de tal forma como no se veía desde sus tiempos en la dirección de la Sala Parpalló. Al parecer ofrecía razones más que suficientes para este despliegue sin precedentes. Incluso, fíjense, que el dueño de Inelcom fue patrocinador de la muestra, tan patrocinador que le metieron en la carta de protesta por negársele la entrada a una sala cuando faltaban pocos minutos para su cierre. !Que falta de consideración! Y es que él pensó que no se había hecho honor a sus causas y todo el personal habido y por haber debía de haber estado al servicio de su arte. !Que falta de consideración, de nuevo!

Claro está que el arte es tan efímero como el bocadillo de la mañana, a menos que seas la hostia, el no va más, el genio que vive en el mundo de los sueños. Que hoy estas en un pedestal y mañana a ras de suelo y por ello resulta un tanto extravagante la protesta suya presentándose ante el público y la crítica por encima del peldaño que quizá le corresponde. Si es que existen peldaños en al arte, que de ello habría mucho que hablar y discutir. No seré yo quien juzgue su arte y sus obras, pero reitero mi convencimiento de que no todo es del color que parece.

Por ello no me extraña la reacción en las redes sociales a la carta de protesta, recordándole que otros artistas han sufrido el desprecio, el olvido; se les ha hecho caso omiso a sus reivindicaciones, se están saltado a la torera y dejando pasar un acuerdo plenario para que algunos de ellos reciban el nombre de una calle y van muriendo poco a poco, viendo como su trabajo va cayendo en el olvido. Mientras el suyo es reconocido, aplaudido, elevado a los altares e idolatrado hasta la saciedad. Además, los merecimientos tienen un tope y los topes ponen frenos. No se trata a todos por igual ni parecido y por ello resulta chocante y vergonzosa la protesta de quien debería estar agradecido, o al menos contento y feliz de ver su obra colgada ante un numeroso público que aplaude y destaca un montaje espectacular. Así se ha visto y se ha comprobado. Que nadie ha negado la mayor.

Pero seamos justos y cumplamos promesas y reconocimientos con todos, si no, hemos mentido como bellacos prometiendo distinciones que nunca verán la luz.

¿Y eso que tiene que ver con Popeie? Absolutamente nada, simplemente que el pobre sigue despreciando a Wendy, con lo coqueta que es, y a Parche como representante de la fuerza bruta. Por mucho que ambos se pongan en celo. Es que nunca aprenderá.

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