Demasiadas cosas malolientes a propósito del primer pleno de gestión celebrado el pasado jueves en Ontinyent. Y lo que es peor, son un síntoma más que evidente de la opacidad que, a la chita callando, va a esgrimir el gobierno que preside Jorge Rodríguez. Amparado por la petulante mayoría absoluta, ha empezado sembrando el oscurantismo. Así , i primero estaba previsto, como es tradición, celebrarlo a las siete y media de la tarde, súbitamente el alcalde lo convocó a una hora intempestiva, las dos, pillando a la poca oposición con el pie cambiado. Tanto es así que a la concejala de Compromís Paula Alberola no pudo acudir. Estratégicamente era un pleno sustancial, ya que se iban a dirimir jugosos incrementos salariales para el equipo de Gobierno. Así como la adjudicación de puestos de trabajo de dedicación política. Y tal vez, el equipo de Rodríguez debió estimar que no les convenía que la población ontinyentina estuviera muy informada sobre el particular. Para ello se evitó su retransmisión por internet. Seguramente la idea que manejaban es la de silenciar, desinformando, mediante la oportuna nota de prensa manipuladora. Como se confirmó. También fue todo un indicio de lo que está por venir el ratificar la desaparición en el organigrama del nuevo gobierno de Rodríguez de la concejalía de Transparencia.

El alcalde en la sombra se sube el sueldo un 50%. Tras la sonrojante nota de prensa sobre el contenido del pleno, que deberá quedar como modelo de manipulación a estudiar en las facultades de periodismo, el pasado sábado, esta edición de Levante-EMV „y algún medio más„practicaba el periodismo y en vez de limitarse al consabido "copiar y pegar" echaba mano de la profesionalidad y publicaba: «El alcalde de Ontinyent y sus concejales liberados se suben el sueldo un 20 %». Les secundaban, ayer martes, una catarata de titulares condenatorios de la prensa generalista. Que Rodríguez pase a cobrar 48.583 euros, unos 8.000 más que antes del salto a la Diputació, sorprende por las contradicciones que encierra. Ahora, que a los concejales con dedicación exclusiva o parcial les incremente un 20%, al pasar a 44.480 euros (frente a los 37.000 de antes) indica que aquí hay gato encerrado. Ese gato, o "cap de gabinet", es el verdadero epicentro del meollo. Se ha escanciado un incremento de escándalo, superior al 50%. Pasará de cobrar de 32.000 a 44.480 euros (al margen de dietas, kilometraje,...). Al ontinyentí de a pie hay que decirle, por si no lo sabe aún, que el cap de Rodríguez siempre ha actuado como vicealcalde o alcalde en la sombra y que si después de lo sucedido hace un año sigue contando con él, está obligado, más que nunca, a explicar los méritos (si los tiene). Ya que como ha quedado demostrado, Rodríguez ha accedido a su presión salarial a costa del contribuyente ontinyentí. Que explique por qué lo mantiene a su vera y lo premia económicamente pese a que, según fuentes muy documentadas, con su arrogancia y su prepotencia desencadenó las iras que le costaron la presidencia en la Diputación.

Si la razón es que su cap fue el artífice de sus dos mayorías absolutas, y gracias a ellas accedió a presidir la Dipu, que lo diga; que sea honesto y de ese modo la gente, conociendo la verdad, sabrá a que atenerse. Rodríguez debería ser consciente del escándalo sembrado. Durante el fin de semana las redes sociales hervían. Muchos ontinyentins, al conocer el desficaci le preguntaban si era «tot per Ontinyent?» o quiso decir «Tot per la butxaca?». ¿Qué le pasa a Rodríguez? Parece haber perdido el oremus, la prudencia?