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Se suben los sueldos

l as previsiones remitidas recientemente a la Unión Europea por el Gobierno contemplan que los salarios de las ciudadanas y ciudadanos españoles crezcan una décima menos de que lo que suben los precios en 2019, lo que viene a significar que los salarios vuelven a empobrecerse otro año más, con lo que serán ya once años consecutivos de nóminas que crecen menos que la cesta de la compra.

Esa décima más pobre se sumaría al 7,1% acumulado que los españoles se han empobrecido en la llamada ya por algunos como década perdida, producida por una crisis que, pese a los falsos anuncios de recuperación, la mayoría del común de las personas de a pie sigue notando en sus bolsillos, sobre todo las más jóvenes y preparadas. Hay cifras que apuntan a un empobrecimiento acumulado de los trabajadores de 146 euros al mes con respecto a hace 10 años. Además, el efecto de la temporalidad y precariedad está produciendo que, en determinados sectores, como el de servicios, los nuevos contratos en los mismos puestos se paguen con sueldos menores, con empobrecimientos de hasta un 9%, e incluso profesionales preparados como científicos, sanitarios, de la energía o de la comunicación son los que más poder adquisitivo han perdido, en el marco del proceso de recortes presupuestarios en el sector público realizado al inicio de la crisis y que todavía no se ha revertido.

Y lo peor es que se pronostica que esta triste década perdida puede durar algunos años más e incluso la OCDE ha llamado la atención sobre «la importante y creciente proporción de trabajos mal pagados» y ha advertido que o suben los salarios o subirá la desigualdad. El sueldo del conjunto de los trabajadores todavía no ha recuperado los niveles pre-crisis y las nóminas de hoy son el 1,9% inferior a las que se pagaban en el 2008, según fuentes del Indicador de Precios del Trabajo (IPT) del 2017, publicados recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

En el año 2010, a través de un Real Decreto por el que se adoptaban medidas extraordinarias para la reducción del déficit público, el conjunto de las retribuciones de las empleadas y empleados del sector público se redujo de manera importante. Era la solución fácil de la que tirar mano por parte de unos políticos superados por los acontecimientos, incapaces e incompetentes para gestionarlos. Muchos de esos políticos quedaron al margen de aquella bajada de sueldo, „que hoy todavía no ha recuperado el personal funcionario y laboral„ y que afectó en todos los grupos de titulación a los que realmente gestionan el necesario día a día de la actividad pública por mérito y capacidad.

Ahora, a aquellos políticos les han sucedido otros que han alumbrado el fallido proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019, incluyendo la mayor subida del "techo salarial" de los alcaldes españoles desde que en 2013 se puso orden en las retribuciones de los ediles a través de la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local.

Pero a pesar de no haberse aprobado, otros políticos, los locales, como en el caso de Xàtiva, insisten en subirse el sueldo ajenos a la situación salarial del electorado, que les ha dado la autoridad para ello, en una muestra de insolidaridad, egoísmo y una malentendida vocación de servicio público de la que además se permiten alardear. Mejoren, con esas cantidades, los presupuestos para que las políticas públicas de la ciudad la lleven a recuperar la iniciativa y el liderazgo que continúa perdiendo desde hace muchos años, algo que en un sistema de gestión por objetivos o productividad seguramente daría como resultado, desde hace ya bastantes décadas, más que el incremento, la disminución de las retribuciones de los cargos electos responsables.

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