Me chifla, me encanta, se apodera de mi, me fascina, me transporta en el tiempo, me ilusiona, despierta los recuerdos y duerme los malos momentos. Podríamos seguir con las calificaciones de un acontecimiento único, irrepetible, que marca el curso del año y que sirve para despertar del letargo consciencias y hechos tan concretos que sin ellos no podríamos estar ni vivir en paz.
Hablamos de la Fira de Xàtiva. Sí, esa especie de locura colectiva llena de calor, color, sudor, olor... que nos impregna cuando se encienden las luces cada 14 de agosto. Bueno, a todos no, a casi todos. A los que hacen los carteles anunciadores les suena a chino eso de la Fira de Xàtiva. Como mucho les recuerda al puerto de Xàbia. Menos da una piedra y más se ganó con el privilegio de Jaume I.
El caso es que la Fira de todos los setabenses es una ocasión única para poner en marcha iniciativas que mire usted por donde nunca se pensaron el resto del año. Aquí se hace a la idea de que somos como el rocío de Sevilla o el carnaval de Río y se apuesta para ver quien la propone más gorda para salir en los papeles.
Ahora nos sorprenden con el hecho de que este año vamos a tener drones para vigilar el tráfico, y se rastrearán las descargas ilegales de mercancía. Habrá guardia civil apostada estratégicamente en aquellos lugares donde se sospeche que van a cargar en la manta el peligroso material que arruina a los legales. No te digo. La lucha contra la camorra va a ser un cuento de niños al lado del dispositivo policial que nos espera.
Van a vigilar un tráfico en un espacio peatonal donde no hay tráfico. Esa para empezar. Han tardado décadas en estudiar salidas de emergencia que fueron solicitadas reiteradamente por los feriantes para impedir una desgracia que no se produjo gracias al patrón Sant Feliu. La «erradicación» del top manta va a ser un objetivo prioritario teniendo en cuenta el grave peligro que supone el vendedor ilegal que te vende dos calzoncillos por tres euros para un bocadillo de longanizas fritas con aceite usado 545 veces. Y ya puestos, en las descargas ilegales suponemos que se refieren a las canciones bajadas ilegalmente de internet o la película de El fontanero, su mujer y otras cosas de meter sin pagar un solo euro. En el peor de los casos la vigilancia se extenderá a la bajada de materiales ilegales llegadas en un helicóptero Eurocopter AS 355N, allá por la Plaza de España, junto a la noria más grande de la Comunitat que nos visitará este año y que quedará instalada en la Avenida de Juan Francés (por cierto el nombre de la vía fue arrancado hace unos años para montar otras atracciones y sigue sin colocar).
Todo muy coordinado y concretado como la gran idea del 2019, junto a la aplaudida decisión de seguir apoyando la diversidad con las horas sin ruido para que los niños autistas puedan disfrutar de las atracciones sin sentir miedo. Todo aquello que se sume a la diversidad será un paso adelante. Esperamos que esta decisión sea de continuidad, ya que viene exportada de la Feria de Sevilla y todo lo que se exporta acaba por desaparecer, como aquello de la caca de los perros y su ADN para pillar al dueño cuando dejan las calles hechas un asco. ¿Dónde está esa nueva ordenanza? ¿Acaso no se aplicó y desarrolló con dinero público? ¿No hay responsables y quien lo ideó se marcha de rositas?
Nada parecido a quitarle al top-manta los calzoncillos bajados en helicóptero y controlados por maravillosos drones. Como se controla la cocaína se controlaran los calzoncillos. Todo es ilegal y no es cuestión de ir con tonterías.
