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muchas pifias las de jorge rodríguez y los suyos

por tres veces en este mes de julio que acaba de terminar, el alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, ha protagonizado directa o indirectamente sucesivas polémicas que indican un insospechado deterioro de su imagen como gestor público. La aplastante mayoría absoluta que ostenta en al ayuntamiento de Ontinyent su partido, La Vall Ens Uneix, no le está sirviendo de colchón. Y ha tenido que capear tres polémicas sonadas. Algo inaudito en quien creía haberse erigido en alcalde vitalicio.

Algunas voces apuntan como origen del desaguisado la ausencia del "alcalde en la sombra", más conocido como el cap de gabinet, tan ducho él en apagar fuegos a Rodríguez en los medios. Lo de Divalterra es harina de otro costal. Precisamente, mucha de la ciudadanía „la que piensa y razona sobre la cosa pública, no el resto„ estima que el batlle ya tarda en explicar la verdad sobre su jefe de gabinete, quien con su actitud arrogante y ofensiva, según la información que ha trascendido del caso Alquería, hizo que le costase la presidencia de la Diputació de València. Amén de su futuro político y los beneficios dilapidados que ese encumbramiento le hubiesen seguido reportando a Ontinyent. Pero para colmo, ahora Rodríguez se desacredita rescatándole e incrementándole la nómina un 55% a cuenta del bolsillo de los ontinyentins, sin importarle la opinión pública.

Y fue precisamente el sustancioso aumento de sueldos a gran parte de los integrantes de esa suerte de oficina de colocación que es La Vall Ens Uneix la primera polémica gruesa Rodríguez. Y eso que se esmeró lo suyo para ocultarlo, celebrando el pleno aprobatorio en horario intempestivo y sin testigos audiovisuales. Pero no pudo evitar que el escándalo, la indignación y los agravios corrieran como la pólvora por casi todos los medios. Con especial hincapié en ese desorbitado incremento para su manifesser principal. Recientemente un medio digital, El Economista, publicaba: «Tras casi un mes de la celebración del pleno, las retribuciones no son públicas aún en el Portal de Transparencia del Ayuntamiento, aunque fueron noticia».

Otra espina es la de alguien tan cercano como Joan Sanchis, el flamante diputado provincial y titular de la gestión de Urbanismo y Patrimonio. Y por tanto máximo garante de las obras que se vienen acometiendo en la subida a la Vila y responsable de la cubrición de los restos de la muralla antigua de la ciudad, que salieron a la luz al inicio de las obras. Máxime cuando la amplitud de la acera peatonal que se está acometiendo, a juicio de voces autorizadas, hubiese permitido, a través de tramos de acera de cristal especial para estos casos, visualizar esa parte del patrimonio histórico. Como sea que no se ha dado ninguna explicación pública acerca de las razones por las que el gobierno municipal optó por enterrar tan valioso hallazgo, es por lo que se desató tan encendida polémica sobre el particular. Un malestar que ha sido recogido hasta por el semanario local amigo por excelencia de Rodríguez, donde fuentes municipales justifican la cubrición mediante informes técnicos. Lo que no evita que existan fundadas y acreditadas sombras de duda sobre esa decisión. Pero como suele ocurrir en esta nueva era bajo el dominio de la Vall ens Uneix, poca explicación.

La tercera polémica es la eliminación del umbracle de Benarrai, una propiedad municipal que data de 2015. Se apunta el descuido del concejal responsable de su mantenimiento, Manuel Cuesta. Sobre su gestión parece centrarse la denuncia que hacía Compromís. Y que Levante-EMV titulaba así: «La Vall ens Uneix y Compromís se enzarzan por la pérgola de Benarrai», rematando con esta acusación: «Calabuig critica la falta de mantenimiento».

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