La peor de las noticias se confirmaba a las diez de la noche. Y se ampliaba unos minutos después: la Cloenda de la Fira de Xàtiva quedaba seriamente tocada al decidir el consistorio que el gran acto previsto en el campo de fútbol y coronado con un gran espectáculo aéreo de bicicletas suspendidas desde las alturas se anulaba parcialmente, debido a la lluvia. No muy intensa, pero persistente. Primero se acordó celebrar solo la parte protocolaria en el palco de la Murta; anular el aforo de la platea (las sillas de pista) y si, finalmente, las condiciones lo permitían, sopesar la posibilidad de retomar el fin de fiesta. Pero el anuncio fue remedado: la cloenda (solo la parte protocolaria, lógicamente) se trasladaba a la Casa de la Cultura con un aforo totalmente rebajado y prácticamente justo para los invitados más directos. También anoche, el concierto de La Unión, previsto en Ontinyent, quedó suspendido. Iba a celebrarse a las doce y media.

Pero actuar sobre la marcha no es nada fácil cuando el despliegue previsto es tan grande. Y una vez en la Casa de la Cultura, todo eran dudas todavía acerca del formato no ya adecuado sino, simplemente, posible. Digno. Finalmente, a las 23.24 minutos, Laura Salinas daba inicio con una lectura y la Reina de la Fira de Xàtiva y la corte se encaminaron al salón de actos para protagonizar una clausura exprés pero más que correcta. Al cierre de esta edición el Ayuntamiento de Xàtiva aseguró que el castillo de fuegos artificiales sí que iba dispararse.

Laura Vidal puso todo el empeño y todos los ánimos posibles para hacer frente al que, sin duda, fue un disgusto mayúsculo. La desdicha meteorológica impidió cerrar su brillante reinado con la plenitud de medios de una Murta inmensa donde todo brilla más y en donde, de no haber sucedido nada imprevisto, la hubieran contemplado miles de espectadores. Se la vio llorar en los momentos de confusión iniciales, tras anularse el gran acto. Pero luego lució radiante e hizo frente al infortunio con una entereza admirable. Entre los invitados estaba el conseller de Hacienda, Vicent Soler.

El precedente más cercano que se recordaba ayer se remonta ya a la Fira de 1996. Fue cuando en la inauguración, entonces en un escenario prácticamente pegado al edificio del ayuntamiento y no en el centro de la calzada, en la Albereda, cayó un inesperado chaparrón nada más arrancar el montaje. Pero igual que llovió escampó. De ahí que la apertura se reanudó veinte minutos más tarde.

El discurso de la reina ya estaba cerrado horas antes. En él, Laura destacó, entre otras muchas cosas, que «este reinado ha sido un regalo, un regalo cargado de momentos y personas inolvidables». Y resaltó que quería «tener un especial agradecimiento, cariñoso y cálido, para las personas que me han acompañado durante esta travesía y sin las cuales esto no sería posible. A mis damas y acompañantes, mis amigos y amigas, gracias por ser mi sustento, la mi fuente de energía diaria. Os estaré eternamente agradecida», dijo.

«Querida, Laura, ha sido un auténtico placer compartir estos intensos días contigo y con Belén, Violeta, Andrea, Rebeca, David, Ximo, José, Jorge y Borja», dijo Roger Cerdà. Espero que hayas sido feliz durante este breve reinado y que devuelves a tu día a día repleta de recuerdos alegres e inolvidables. Como alcalde y en nombre de la ciudad quiero agradecerte tu tarea, llevada a cabo en elegancia y saber estar», añadió anoche.