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salvar al alcalde jorge (y II)

paradójicamente, en este relato político-sicológico del que ya hablamos en la primera parte de este artículo, quien interpreta el papel de gran salvador de Jorge, como acontece episódicamente a lo largo de la historia „desde el caballo de Troya„ vemos que, irónicamente, sigue a su vera. Ya que, según apuntan todos los indicios que se han ido publicando de la investigación, fue el máximo responsable, digo de Ricard Gallego, el que engendró su salida de la presidencia de la Diputación. Asimismo son reveladoras las declaraciones de éste el 29 de junio de 2018: «Los enemigos de Jorge Rodríguez son muy poderosos, pero nosotros somos más».

Con esa última frase se empezó a forjar, desde la arrogancia, la figura victimista del alcalde de Ontinyent. Dando a partir de entonces rienda suelta a ese discurso, que pasó de ser conocido por unos pocos a extenderse mayoritariamente. La soflama del ideólogo versaba sobre la obra y milagros en la política, donde él ejercía de profeta de la nueva deidad política. De ahí que esgrima, siempre con maniqueísmo, aquello de «el proyecto de Jorge Rodríguez». Y no duda en tachar de «enemigos» o «traidores» a quienes eran sus compañeros de partido. Su impudor sin freno le lleva, para justificarse, a modelar, a su conveniencia un texto de Raimon: «nosotros somos más de lo que dicen y quieren». Sin olvidarse de la demagogia aduladora: «nos debemos a la gente honrada, trabajadora y combativa que siempre nos guía». ¿Quién no?

Tras aquello, pasó a estar un año como profesor en un instituto de Guardamar del Segura. Pasmosamente, Rodríguez va y lo rescata para su nuevo gobierno en Ontinyent después de haberlo tenido como hombre fuerte pero en la sombra en los pasados comicios municipales y en la eclosión de la vall ens Uneix. Y para blindarlo, se pliega a sus condiciones ( vicealcalde no electo, en la práctica); le dobla el sueldo y lo que haga falta.

Los momentos clave de la metamorfosis psicológica de Jorge se suceden así: el pasado mes de diciembre Gallego, con la colaboración del alcalde lacayo del Palomar, registra un nuevo partido (La Vall Ens Uneix), para echar mano de él cuando le encajara. Y así poder seguir, él, cortando el bacalao en Ontinyent. Luego llegó la Semana Santa, cuando se abría el sumario del caso Alquería y Rodríguez, a instancias de los dirigentes del partido, es invitado a desplazarse a un segundo plano. Lo que significaba que Gallego iba a tener que seguir dando clases, interino. Aprovecha la inestabilidad emocional por la que pasa Jorge para narcotizarle a base de letales dosis de euforizante. Y el resultado ya es conocido por todos. Gallego sabía mejor que nadie los problemas de crisis emocional y el ardor pensante que arrastraba el alcalde, así que no debió costarle nada moldearlo a su antojo y que traicionara a los socialistas. Lo hizo, además, llevándose consigo la mayoría de la candidatura socialista a su partido. Perfecta la jugada de convertir a Rodríguez en víctima popular: una destitución perpetrada por poderes maléficos, jugar a despertar sentimientos de campanario y buscar toda suerte de adhesiones. De manual. Todo ello trufado con populismo y demagogia.

Una perversa forma de actuar que es la que con mayor eficacia y éxito sabe ejecutar RG. Ya está hecho: tiene salvados cuatro años más a costa de los ontinyentins, ¿Quién salvará el futuro político del alcalde Jorge? Aún tiene pendiente sobre la cabeza su particular espada de Damocles: el caso Alquería.

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