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Tradiciones

Un párroco releva en Benigànim a los agustinos recoletos tras 55 años

El sacerdote Antonio Martínez toma posesión del cargo al frente de la iglesia de San Miguel Arcángel el domingo tras marcharse la Orden la administraba desde 1964

El nuevo párroco de Benigànim, Antonio Martínez, durante la ceremonia del domingo. levante-emv

La localidad de Benigànim y toda su comunidad parroquial vivieron un acontecimiento histórico el pasado domingo. Por primera vez en más de cincuenta años, un sacerdote tomó posesión como párroco de la iglesia San Miguel Arcángel, de la que, desde el año 1964 y hasta anteayer, se había encargado la orden de Agustinos Recoletos. De este modo, Antonio Martínez López, sacerdote natural de Ayora, sucederá a los agustinos como máxima representación eclesiástica del municipio.

La histórica ceremonia dio comienzo a las seis de la tarde, con la llegada del nuevo párroco a la iglesia. Le acompañaba el vicario episcopal territorial, Juan Melchor Seguí, quien presidió la celebración. A las puertas del templo esperaban las autoridades locales, con la alcaldesa Amparo Canals a la cabeza, así como miembros de la corporación municipal y representantes del consejo pastoral de Benigànim. Don Antonio recibió la afectuosa bienvenida y la llave del lugar, con lo que comenzaba así un ritual desconocido para la mayoría de los centenares de feligreses que abarrotaban la parroquia beniganense.

Tras la lectura pública del documento oficial de nombramiento, firmado por el arzobispo de València, el juramento de fidelidad y las promesas de su ordenación sacerdotal, el nuevo párroco tomó posesión oficial de todos y cada uno de los lugares en los que ejercerá, desde ahora, su ministerio pastoral. Finalizado el protocolo, Antonio Martínez presidió su primera misa en Benigànim, celebración en la que le acompañaron otros veinticinco sacerdotes, numerosos miembros de todos los grupos parroquiales y los coros locales Coral Inesina y Sinenòmine.

Finalmente, el párroco se dirigió a su nuevo público. En su discurso mostró su predisposición a ayudar a los vecinos de Benigànim y contó que no había sido para él una decisión fácil, tras ocho años al frente de la parroquia Nuestra Señora de la Salud de Xirivella. «Finalmente, unas palabras que solía decir la Beata Inés acabaron por decidirme: a nada que te propongas digas que no», remató, tras lo que reclamó públicamente la canonización de la religiosa agustina, beata desde 1888.

Tras la eucaristía, el cura se dirigió a la Iglesia de la Beata Inés a visitar a la Comunidad de Agustinas Descalzas y a pedir la intercesión de la Beata, en su sepulcro, de quien besó una de sus reliquias. Un vino de honor sirvió de broche al primer día de un sacerdote en Benigànim, cincuenta años después.

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