El uso de animales en las celebraciones de corte festivo y cultural vive cada vez más en entredicho. Una corriente de pensamiento que se intensifica aún más cada vez que, durante un evento determinado, alguno de los animales de los que se hace uso visibiliza el denunciado sufrimiento. El último caso ha sido en el Bou en Corda de Ontinyent, el pasado fin de semana: durante el acto de l'Embolà, la faena mediante la que se cubren los cuernos del toro con una protección de cuero, varios de los animales sufrieron aparatosas caídas. Uno de ellos estuvo recostado en el suelo durante varios minutos, herido, por problemas al estirar la cuerda y revolverse contra la atadura. Las imágenes fueron registradas por la televisión que retransmitía el evento, y han sido caldo de cultivo para una oleada de indignación aireada por particulares y asociaciones animalistas. Este diario intentó recabar ayer la versión municipal sobre lo sucedido, pero el Ayuntamiento de Ontinyent señaló que no iba a realizar valoración alguna sobre la polémica

A lo largo de la semana previa a la celebración del bou, varias asociaciones culturales de Ontinyent ya habían levantado la voz. Para el sábado, Ca la Mera y Cassola Sense Corda habían convocado incluso un evento de contraprogramación, ¡Ni bou ni corda!, que incluía una charla-debate sobre la fiesta y posibles acciones transformadoras, una comida de hermanamiento y varias citas musicales por la tarde. Lo vivido durante las celebraciones del sábado ha agravado, más si cabe, las protestas por parte de ambas asociaciones. Ca la Mera movió una recogida de firmas en su sede, y el domingo se lanzó una petición en el portal change.org contra el evento. Cassola Sense Corda, por otro lado, difundió un escrito en sus redes sociales en el que aseguraba que el acto de l'Embolà de este año «pasará a la historia» por las imágenes vividas. «Sacudieron a muchas personas, algunas de las cuales incluso telefonearon a la Policía para quejarse de lo que veían en pantalla. Y las redes sociales se encendieron, en una ola de indignación como no recordamos en nuestra ciudad», aseguran desde la asociación cultural. En efecto, durante todo el día de ayer, las protestas por esta vía aún seguían, tanto de forma particular como en los perfiles públicos de los distintos implicados.

«No entendemos cómo a algunos les puede gustar un acto como este. Además, las imágenes se repiten año tras año, sin variaciones. Hay un animal sufriendo, estresado, con miedo, que lo único que busca es escaparse, y a quien se somete a una humillación de una crueldad indigna [...] Vivimos en Ontinyent, y los días de Bou en Corda son para nosotros los más deplorables del año», prosigue el comunicado. Afirman que aunque «el bou de la Puríssima es tradición» eso no representa «razón suficiente para mantenerlo»: como otros eventos y tradiciones, «ha de evolucionar porque la sociedad así lo pide», defienden. «Luchamos, y no descansaremos, por convertir Ontinyent en una ciudad de la que sentirnos orgullosos. Con el Bou en Corda, nos avergonzamos. Ontinyent merece más», sentencian.

Varias polémicas

Hace ya tiempo que la empatía animalista inundó el día a día de esta parte del globo, llevando también la polémica a los festejos en los que se hace uso de animales. Esta no ha sido la primera que vive el Bou en Corda ontinyentí. En 2015, la dj Marlen Baker, que era cabeza de cartel en el festival de música que acompañaba la celebración del bou, canceló su actuación en la capital de la Vall por este mismo motivo. Asociaciones locales como Ca la Mera, por su lado, han venido mostrando su rechazo frontal a la celebración del evento en los últimos años.