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Decisión

La pelota regresa a l'Eixample de Aielo

El consistorio vuelve a permitir el juego con balón y el paso de bicicletas y patinetes para impulsar "un cambio de paradigma"

La pelota regresa a l'Eixample de Aielo

Ahuyentado por la ola de exceso de celo paterno que inundó la reglamentación municipal, el balón ha ido, en los últimos años, desapareciendo de las calles de todo el territorio. En el recuerdo quedaron los partidillos tras las clases entre siete, doce o catorce chavales, los gritos de «gol o penalti» que siempre eran penalti y las porterías montadas con mochilas o chaquetas, un paisaje en el que las generaciones más jóvenes ya no han podido disfrutar. Aielo de Malferit ha decidido nadar a contracorriente y plantar una pica de resistencia pelotera. Desde el pasado fin de semana, el céntrico y emblemático Passeig de l'Eixample vuelve a permitir el juego con balón, después de la retirada de las señales que lo prohibían, así como el paso con bicis y patines. Una medida con la que el consistorio pretende impulsar «un cambio de paradigma» y que el juego vaya recuperando el terreno perdido en los últimos años.

El Passeig de l'Eixample se sitúa sobre la antigua carretera de entrada al municipio. Con el tiempo y la expansión de Aielo de Malferit, el espacio fue integrado en el mismo casco urbano, en el que hoy ocupa una posición privilegiada. No en vano, allí se sitúa la comisaría de la policía local, el Auditori Municipal, el Hogar del Jubilado y el Museo Nino Bravo. La reforma que le brindó el aspecto que presenta hoy, hace diez años, trajo consigo también la prohibición de jugar a la pelota en el Passeig y de pasear con bicicleta o patinete.

«Es absurdo que un lugar emblemático como el Passeig de l'Eixample prohíba jugar al balón. Se daba el caso incluso de que, si algún niño simplemente pasaba con una pelota, la policía ya le llamaba la atención. Teníamos que acabar con esto». El alcalde de la localidad, Joan Rafael Espí, del PSOE, reconoce ser uno de los tantos chavales de Aielo que jugaron a la pelota en la calle cuando eran pequeños. Llevaba esta medida en el programa electoral con el que le arrebató la alcaldía el pasado mes de mayo al popular José Luís Juan, edil desde 2007. El pasado sábado cumplió lo anunciado.

«Pensamos que la calle es de todos, no solo de los coches, pero tampoco de los que van paseando. Y hemos de aprender a convivir de esta manera», sintetiza Espí sobre la filosofía que quiere aplicar el equipo de gobierno; si el objetivo es reformular el modo de pensar de la ciudadanía, la prohibición no puede ser el vehículo: «se trata de educar, no de cohibir», añade el alcalde. De primeras da un voto de confianza a los niños y niñas y espera que se comporten de manera «respetuosa» con el entorno en el uso de pelota, bici y patinete. De ellos depende ahora el éxito de esta apuesta de Aielo de Malferit por que la recuperación del espacio público para los peatones, el nuevo mantra de los planes de ordenación urbanística de conciencia verde, implique también la recuperación del juego.

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