Un Gran Teatre lleno despedía el año musicalmente el pasado sábado con el concierto De Viena a Xàtiva, con el que el director Francesc Vidal (Xàtiva, 1977) cumplía una aspiración: poder actuar con plenitud de medios en su ciudad prácticamente por primera vez ya que solo lo ha hecho en Sant Domènec en un concierto benéfico. El músico ha desarrollado una prestigiosa carrera en Catalunya, más concretamente en Barcelona. En la ciudad condal colabora asiduamente con la Orquestra de Cambra del Liceu. Vidal dirigió en el teatro de Xàtiva a la Orquesta Camerata Beta. Y lo hizo con el repertorio típico del concierto de Año Nuevo que desde la capital de Austria retransmiten en directo decenas de países.

«Nuestra idea era traer la música que se escucha ese día en Viena a Xàtiva y que el espectador tuviera la sensación de estar en el Musikverein, disfrutando de la música en directo y de cerca», explicaba. Tal como avanzaron días antes, el concierto se complementó con bailarines y cantantes líricos interpretando y bailando al lado del público en varias ocasiones. Un repertorio con el viento tan a favor como el de los valses y marchas de los Strauss y una calidad interpretativa como la de la Camerata Beta no podía tener otro resultado que el éxito. Y así lo demostró el público, con cerradas ovaciones y un final fuera de programa, como en Viena: la interpretación de la celebérrima Marcha Radetzky de Johann Strauss padre. Por supuesto, con los espectadores acompañando con palmas de forma acompasada.

La formación dirigida por Francesc Vidal interpretó en la primera parte nueve piezas, mayoritariamente composiciones de Johan Strauss hijo para la orquesta. en lo vocal, se escucharon dos arias: Je veux vivre, de Romeo y Julieta (a cargo de la soprano Sílvia Sabater) y Lippen polka, dueto de la misma soprano con el barítono Andreu Miret. En la segunda sonaron los valses de Strauss padre, entre ellos el imprescindible Danubio azul. La soprano y el barítono interpretaron Minuit chrétiens; el brindis de la ópera La traviata, y este último el aria Nessun dorma, de la ópera Turandot. Alexandra Meneses y Venâncio da Silva Pinto ofrecieron los números de danza.