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Dones de Rosa

Terapias de proximidad

Un grupo de mujeres de Aielo de Malferit se asocia para superar juntas los efectos del cáncer

Integrantes del colectivo Dones de Rosa, en el Passeig de l'Eixample de Aielo de Malferit. Perales Iborra

Para las personas enfermas de cáncer, contar con una red familiar de apoyo es indispensable. Aferrarse al núcleo afectivo más próximo es vital para avanzar en el proceso de la enfermedad, aunque también es útil contar con otras personas que estén pasando o hayan pasado por lo mismo, para compartir experiencias y superar miedos. Un apoyo que se vuelve más esencial cuando se ha superado el tratamiento con quimioterapia, radioterapia o cirugía, y la enfermedad está en fase de control pero, aún así, las personas enfermas siguen necesitando tratamientos, terapéuticos y psicológicos, que ofrecen centros y hospitales de referencia, algunos en València como el IVO, inaccesibles para enfermos que no residen en la capital.

Un grupo de mujeres de Aielo de Malferit que han superado un cáncer han decidido salvar la distancia -la localidad de la Vall d'Albaida está a 80 km de València y para ir al hospital más cercano, en Ontinyent, también tienen que desplazarse- y se han unido para traer las actividades a su municipio. Con ese objetivo nacía a finales de 2018 Dones de Rosa, que ya suma a una treintena de personas. Mujeres la mayoría de ellas que han superado un cáncer de mama, aunque el colectivo está abierto a enfermos de cualquier tipo de cáncer y no sólo a mujeres. La asociación agrupa ya a enfermas de cáncer de mama, páncreas, vejiga, pulmón..., pero la incorporación de hombres se resiste. El único «valiente» es Juanma Martínez, en tratamiento por cáncer de páncreas, que resalta los beneficios de estar en el grupo: «ayuda a expresarse y compartir emociones con gente que ha pasado por lo mismo».

El origen de Dones de Rosa está en el año 2017, cuando en las mamografías periódicas fueron diagnosticadas diez vecinas del pueblo. Ese año, cuatro de ellas, Dolores Andrés, Rafaela, Amparo Malchirant y Angelita Colomer, comenzaron a reunirse para compartir experiencias. Unos encuentros informales que Elisabet Malchirant, también enferma de cáncer y psicóloga, canalizó en la creación y coordinación de Dones de Rosa.

El punto de inflexión del colectivo fue la organización de la Runcàncer celebrada en Aielo en marzo del año pasado. Tras esa cita, el grupo creció notablemente. Después llegó la organización de dos actividades: una conferencia del oncólogo del IVO Joaquín Gavilá sobre novedades en el tratamiento del cáncer, en octubre; y una sesión de mindfulness con dos psicólogos del IVO, celebrada hace quince días. Las dos citas fueron un éxito, con más de medio centenar de asistentes.

«Después del postoperatorio, los enfermos tienen que seguir teniendo acceso y respaldo de los profesionales. Necesitan un tratamiento multidisciplinar, con oncólogos, dermatólogos, fisioterapeutas, psicólogos», señala Elisabet a Levante-EMV, en un encuentro al que acuden integrantes de la asociación para exponer su proyecto. Junto a Elisabet, Dolores, Amparo, Angelita y Juanma, asisten Mª Carmen Mateu, Juana Aparici, Vicenta Belda, Ana Ibáñez y Sari Espí.

Muchas mujeres del colectivo son mayores y «no pueden desplazarse a los hospitales. Para ir dependen de otros, y tienen responsabilidades familiares que atender», explica Elisabet, evidenciando la necesidad de organizar las actividades en el municipio.

La también psicóloga pone de manifiesto que «el sistema sanitario público no satisface las necesidades de atención psicológica a los afectados» y Ana explica que «hay oncólogos que aconsejan ir al psicólogo, pero otros no», a lo que Juana añade que «cada enfermo lo vive de una manera». Amparo remarca la «ayuda» que supone estar en la asociación, y Dolores subraya la «confianza y seguridad» que han adquirido. Juanma lo apoya explicitando el «efecto reconfortante» de compartir experiencias con el grupo y Sari resalta que «ayuda a mejorar el estado emocional».

Todos coinciden en que el cáncer es una «enfermedad silenciosa», pero la asociación les ha ayudado a «dar la cara, normalizar la enfermedad». Una normalización en la que Dones de Rosa ya marca camino.

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