Ángeles Sanchis solo tenía siete años cuando el bombardeo de la aviación legionaria italiana segó la vida de su tía en las inmediaciones de la estación de ferrocarril de Xàtiva, pero tiene grabado a fuego en su retina aquel fatídico 12 de febrero de 1939 en el que Bienvenida esperaba encontrarse con su marido en su regreso del frente. «Nos queríamos mucho. Quise acompañarle, pero no me dejó y me quedé llorando en casa. Eso me salvó», relata con entereza la protagonista 81 años después.

El testimonio de Ángeles habla de la pérdida de su tía, pero también de una decisión providencial a la que debe el haber sobrevivido a un ataque que se cobró 150 muertes y cuya conmemoración volvió a congregar ayer a una multitud en la «zona cero», donde los aviones fascistas descargaron cinco toneladas de bombas cuando el desenlace de la Guerra Civil ya estaba decidido. «Pasé el bombardeo en una zanja excavada bajo un campo de pomelos, apretando un palo entre los dientes», recordó la encargada de dar voz a los familiares de las víctimas, que participaron en la ofrenda de cientos de flores en memoria de los fallecidos junto a las autoridades locales y la consellera de Participación y Calidad Democrática, Rosa Pérez, entre los acordes de una orquesta y la actuación de un grupo teatral.

La efeméride ha estado este año marcada por el archivo de la querella presentada por el Ayuntamiento de Xàtiva contra el Ministerio de Defensa de Italia para depurar responsabilidades por unos hechos que el juzgado ve prescritos. Aunque el consistorio no ha recurrido, la consellera animó ayer a continuar la vía judicial ante las instancias superiores con tal de «que se haga justicia» y el bombardeo no quede impune. Pérez apeló a la «exigencia democrática» de que supervivientes, familiares y generaciones futuras «se sienten reconocidas de manera justa».

Por su parte, el alcalde de Xàtiva, Roger Cerdà, instó a «redoblar esfuerzos para que no se vuelva a reescribir la historia y no se oculte la verdad» en un momento en el que «opciones políticas que simpatizan con el totalitarismo fascista ocupan las instituciones y lanzan su mensaje de involución».