«Esta noche nos tocará apañarnos con cuatro velas, y mañana ya veremos». José Luis Cerver, un vecino de Xàtiva de 57 años de edad, es el último rostro en sumarse al numeroso grupo de víctimas que sigue dejando tras de sí la crisis económica. En el paro desde «hace ya casi tres años», vive junto a su esposa, Milena, y sus tres hijos de 10, 8 y 5 años en una casa a la que ayer la empresa suministradora cortó la luz por impagos en las facturas. Una medida que atenta contra la legislación, que desde 2018 impide el corte del suministro eléctrico a los hogares en los que viva un menor. Él mismo denunciaba este hecho ayer, consciente de sus deudas pero enajenado ante el súbito desamparo al que se ha visto abocado junto a su familia. Se trata además del segundo corte de luz que sufren en su casa. El primero llegó hace quince días. «Sacamos dinero de donde pudimos, de amigos y familiares, pagamos y la conectaron de nuevo. Pero hoy la han vuelto a cortar», contaba ayer. Todo sin haber recibido ningún otro aviso. «Nos llegan correos electrónicos de que hemos incumplido con los pagos. Sí, lo sabemos. Si a penas nos llega para ir al supermercado a por leche», lamentaba José Luis al exponer su situación a Levante-EMV.

La familia arrastra problemas económicos desde que él perdió su trabajo. Es un hombre conocido en Xàtiva, ya que ejerció como abogado durante varios años en la capital de la Costera. Su cartera de clientes la formaban en su mayoría agentes inmobiliarios, que con la crisis fueron desapareciendo hasta llevarse por delante el trabajo de José Luis. «No he podido encontrar nada. No hace falta que diga lo que cuesta a alguien de esta edad volver a trabajar», añadía. Los «escasos ahorros» de los que disponía la familia acabaron agotándose, por lo que debían marcarse prioridades. «Mi mujer da clases particulares a cuatro niños, con ese dinero vamos tirando para ir al supermercado», explicaba. No da para más, pero confiaban en que la ley les protegería de una situación límite como la que es su realidad desde ayer. «La suministradora debe pedir la información al ayuntamiento, donde estamos empadronados como familia numerosa. No debería haber ocurrido lo que ha ocurrido», lamentaba ayer a la puerta de su piso.

Pendientes de la ayuda municipal

La única salida con que la familia cuenta ahora mismo es la mano que les pueda brindar el departamento de servicios sociales del Ayuntamiento de Xàtiva. Ya están en contacto, y hoy tenían pendiente una reunión con un técnico municipal del área para tratar su situación de pobreza energética. También optan a otras dos líneas de ayudas para las que han iniciado la petición, aunque asumen no esperarlas a corto plazo: «Me dicen que la tramitación está parada, que hay gente esperando desde hace año y medio». Mientras José Luis hablaba ayer con este periódico, Milena pasaba la tarde en la biblioteca con los niños para ayudarles con los deberes, antes de volver a casa por la noche. «Aún no saben nada, a ver cómo se lo toman. Nosotros estamos fastidiados, avergonzados de estar pidiendo ayuda», concluía , a la espera de un mejor sino.