Las restricciones al movimiento de personas impuestas para evitar la expansión del coronavirus han dejado a Jesús López, ganadero y quesero artesanal de Barxeta -Granja El Parral- sin poder vender el 90 % de su producción por la suspensión de los mercados ambulantes. En declaraciones a EFE, López afirma que él y otros productores de miel o huevos están sufriendo discriminación respecto a los supermercados o hipermercados y se les ha dejado «tirados».

Quesos frente a la crisis del coronavirus

De hecho, está transformando la leche de sus ovejas en queso curado en lugar del queso fresco, requesón y semicurado El Parral de certificación artesanal que elabora habitualmente para «no tirar la leche», pero no podrá aguantar esta situación durante mucho tiempo.

Desde hace diecisiete años vende sus quesos en mercados ambulantes municipales, como ya hacían anteriores generaciones, y acude todas las semanas a los mercados municipales de Alfafar (los martes), Simat de la Valldigna (miércoles), Villanueva de Castellón (jueves), Alginet y l'Alcúdia (viernes). Aquí vende el 90 % de su producción de quesos y llega a vender entre 250 y 300 kilos a la semana, y el resto lo destina al reparto en tiendas de su población, Barxeta, o Xàtiva.

Pero la Delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana ha emitido un comunicado que prohíbe la venta en mercadillos, una medida con la que López está en desacuerdo. «Los mercados están cerrados cuando podían permitir la venta, como sí se hace en Cataluña o Baleares», lamenta el ganadero en una entrevista a EFE, y argumenta que sería fácil adoptar medidas de seguridad ante el virus como el distanciamiento de los puestos en lugares ubicados en espacios abiertos, donde opina que es más segura la venta que en un supermercado.

Como autónomo en una empresa familiar que va por la cuarta generación, López tiene dos trabajadores para atender a sus 450 ovejas y otros dos dedicados a la elaboración de los quesos. El ganado se ordeña todos los días y hay que alimentarlo, y ahora se añade la preocupación de buscar una salida a la leche, pues quedan pocas queserías en València que quieran leche de oveja.

Esta semana no ha podido salir a vender por la prohibición de venta en mercadillos, y la única salida que ve es ofrecerla a precios mínimos. Ha contactado con algunas industrias para ofrecerles su leche pero algunas han rechazado comprarla y otras no le han confirmado el precio.

Si persiste la situación más allá de quince días, intentará otras salidas como ofrecer los quesos artesanales a otros comercios aunque sea «a precios más bajos». Por el momento mantendrá el empleo a sus cuatro trabajadores pero no descarta aplicar una suspensión temporal de empleo.

Quedan muy pocas pequeñas explotaciones como la de El Parral en València y su supervivencia depende de la venta directa al consumidor, donde encuentra un medio donde «defender mejor» los productos de una explotación que completa todo el proceso productivo. El ciclo de trabajo en la granja se inicia con el manejo de las ovejas, de las que obtiene la leche fresca, para la posterior elaboración de quesos sin conservantes ni colorantes. La granja tiene un compromiso ecológico y recicla íntegramente el suero lácteo, y consume energía eléctrica renovable.

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