La gestión de la crisis del coronavirus se complica en los municipios pequeños, con menos recursos para adaptarse a los preceptos a los que obliga el estado de alarma. En Bellús, localidad de la Vall d'Albaida de algo más de 300 habitantes, se han visto obligados a reformular la prestación de servicios a la ciudadanía, y han puesto en marcha varias iniciativas de carácter higiénico y sanitario, y otras más sociales, para hacer frente a la crisis.

De este modo, las brigadas municipales realizan diariamente una desinfección de las calles de la localidad, con lejía. El servicio de recogida de orgánico puerta a puerta ha sido suspendido, como medida preventiva; en sustitución, se han instalado contenedores con apertura de pedal, para minimizar el riesgo de contagio. Los trabajadores de la administración, por su lado, han adoptado la fórmula del teletrabajo.

El consistorio, por otra parte, ha puesto en marcha un servicio de recogida de alimentos a domicilio para los colectivos de mayor riesgo; el ayuntamiento se encarga de repartir las comandas que los usuarios realizan a los comercios locales. Desde servicios sociales se está llevando a cabo una campaña de llamadas telefónicas semanales a las personas mayores, para darles apoyo y animarlos en estos días, así como para interesarse por sus necesidades. También para animar a los vecinos y vecinas, el sistema de sonido del bando municipal está emitiendo todos los días media hora de música; el ayuntamiento va a poner en marcha, por otro lado, un concurso de carteles de ánimo en los balcones.

En materia económica, se ha prorrogado el pago del canon en concepto de alquiler al bar de la Casa de la Cultura, durante el tiempo en que no pueda prestar servicio debido al estado de alarma.