Uno de los ámbitos que se está viendo más afectado por la situación de crisis producida por la pandemia del coronavirus es el de la información, y especialmente la información local o de proximidad. Los medios de comunicación ya sufrieron virulentas sacudidas tras la última crisis económica y con esta nueva convulsión global llueve sobre mojado, difuminando el espejismo de una aparente recuperación. Y llama la atención, como paradoja, esta delicada situación en una época como la que se está viviendo, en la que la demanda de información es continua y desde los hogares de confinamiento se busca con intensidad conocer más sobre la realidad y, concretamente, sobre lo que está ocurriendo en el entorno más cercano, tal vez como una forma de no perder, después de tantos días, el contacto con la sociedad local de la que esta enfermedad y sus consecuencias ha alejado, físicamente y por un tiempo, a la mayoría de sus miembros.

Se podrá argumentar que las redes sociales están cubriendo esa demanda de información local pero ni la calidad, ni la veracidad de la información es la misma y, por otra parte, la brecha digital, que se agiganta lejos de las grandes ciudades, hace que una gran parte de la población de mayor edad siga demandando esa información a través del periódico de papel o desde su aparato de radio. Además, la masiva información que está fluyendo a través de estas redes sociales se está llenando de opiniones interesadas, falsedades y bulos que cada vez, incluso para las personas familiarizadas con estos mensajes, son más difíciles de detectar, impidiendo separar la información fiable de la que no lo es.

El panorama que se atisba, a medida que se pueda ir saliendo de esta crisis, no es alentador para la información local. La casi total paralización del tejido económico de la mayoría de las áreas locales afecta de lleno a la viabilidad de los medios de comunicación de las mismas, que se nutren de la publicidad de empresas, comercios y profesionales. Sin embargo, la necesidad de promoción y publicidad que comportará la reactivación de la actividad y el negocio va a seguir existiendo mientras exista un público objetivo que continúe queriendo conocer información contrastada de todo aquello que está aconteciendo a su alrededor.

Esta pandemia ha priorizado la transmisión de información, mayoritariamente en un solo sentido, desde unos referentes centrales. Además, por su carácter básico, no ha contemplado la realidad de otras diferentes zonas alejadas de los grandes focos mediáticos en los que las consecuencias de la enfermedad han sido más virulentas. En los ámbitos más locales, los mensajes, los contenidos, las imágenes, las evaluaciones o los pronósticos, necesitan de la interpretación informativa de acuerdo a la realidad de cada sociedad local, para tratar de paliar la ambigüedad y la incertidumbre.

Lo que ya se ha dado en llamar «la nueva normalidad» demandará una adecuada información local, capaz de contrastar la información institucional que se transmita a cada área poblacional y la que se emita desde la misma, preguntando, averiguando y con la necesaria participación y colaboración de personas con bagaje profesional de la sociedad civil local. Se habla desde Laboratorio de Periodismo de un cambio de modelo de negocio que pasará de la audiencia monetizada por publicidad a priorizar las suscripciones, con periodismo de calidad que obligará a apostar por el talento motivado, capacitado y comprometido.

La ciudad de Xàtiva tuvo numerosas cabeceras de diarios y semanarios entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, de diversa ideología y sufragados por suscriptores locales o mecenas. Este panorama mediático enriqueció sin duda, culturalmente y en otros aspectos, la vida de la ciudad. Hoy, la información local y de proximidad en una ciudad como Xàtiva se antoja esencial y es fundamental potenciarla desde todos sus sectores de actividad para garantizar también el derecho a la información de toda la ciudadanía como uno de los pilares para la reconstrucción de una sociedad setabense formada e informada para tomar las mejores decisiones en un futuro que se antoja como un reto complicado y como una oportunidad de seguir enriqueciendo la historia de esta antigua ciudad.