El Ayuntamiento de Ontinyent ha dado una solución definitiva al paso del río por el Camí de la Clariana, uno de los puntos conflictivos en los episodios de fuertes lluvias de septiembre y enero; en especial el primero de ellos, cuando descargó sobre la capital de la Vall la DANA y la ciudad sufrió cuantiosos daños. Una nueva pasarela con un total de veinte óculos multiplican por diez la capacidad de desagüe en caso de crecida.

Según ha explicado el concejal responsable de Caminos, Manuel Cuesta, el anterior puente tenía alrededor de ocho metros de alto, sólo tenía dos ojos y el cauce del río era estrecho. «Hacía un efecto embudo y se taponaba fácilmente», señala. La actuación, iniciada en octubre, ha consistido en ensanchar el cauce, reaprovechando las piedras del anterior escollera para proteger las nuevas márgenes. De este modo, «el caudal no se concentrará tanto sobre un punto», explica el edil. Esta actuación se enmarca dentro de la larga lista de acciones emprendidas por el consistorio que preside Jorge Rodríguez después de las inundaciones de septiembre, que además de la grave afección en Cantereria, dañaron seriamente numerosos caminos rurales del término.

La nueva pasarela de cemento pasa de tener de dos aberturas a más de una veintena, lo que evita que se taponen. Además, según explica Cuesta, se ha rebajado la altura a más de la mitad para que en caso de crecidas muy fuertes los restos sólidos (ramas, plásticos, arrastres...) pasen por arriba. La anchura es ahora es de cinco metros, el doble que la de un camión o autobús. Cuesta alaba el trabajo conjunto del consistorio y Tragsa, la empresa pública de la Conselleria de Agricultura que hace las obras, que encaran ya su recta final.