Eran las 16:30 de la tarde y en la casa de Vicent y Sara, cerca del Portal del Lleó de Xàtiva, se respiraba emoción. El matrimonio iba a ver, después de dos meses, a su hija Raquel, el marido de esta, Antoni, y a los dos nietos, Ferran y Andreu, de 6 y 3 años, a los que antes del confinamiento veía casi diariamente. «¿Tú sabes lo que es?, ¿tú sabes cuántos días hace?», exclamaba la abuela para evidenciar lo dura que había sido la separación de sus dos nietos, y de otros dos de otra hija.

El reencuentro, en el portal del edificio y sin subir a casa en ningún momento, tampoco fue fácil, sobre todo por tener que respetar las distancias, evitar los abrazos y el contacto físico con los pequeños. Todos iban con mascarilla y Ferran y Andreu, además, llegaban con la consigna aprendida, «no podían abrazar a los abuelos, sobre todo a mi padre, que es persona de riesgo y está más delicado de salud, tras varias operaciones», explicaba Raquel Caballero. Pero al llegar el momento, Andreu, el más pequeño, no pudo resistir no acercarse a su abuela Sara. La euforia se desató, los niños saltaban de alegría, no paraban quietos y Andreu subía y bajaba de la moto correpasillos que llevaba. Raquel, pasado el reencuentro, reconocía que los dos niños estaban «fuera de sí. Era un momento muy especial, y muy raro. Había alegría por verlos de nuevo, pero no poder abrazarlos se hacía muy difícil». Para los padres de Raquel también. «Creo que mi madre no ha llorado porque estaba el fotógrafo delante».

Y es que las dos familias residen en Xàtiva, los abuelos en el centro histórico y la hija y su familia en el Carraixet, una zona residencial del diseminado setabense. El confinamiento decretado por la crisis sanitaria de la covid-19 había cortado en seco los encuentros diarios entre abuelos y nietos —los dos pequeños comían habitualmente con Vicent y Sara, tras acabar la jornada escolar—, y la familia al completo no se veía desde hace dos meses. El 13 marzo los dos niños ya no fueron al colegio y no estuvieron con los abuelos. El reencuentro tenía lugar este lunes, 11 de mayo, primer día de la entrada de Xàtiva en la fase 1, que permite visitar a los familiares directos, aunque con precauciones. El mismo día también visitaban a los abuelos paternos, en el vecino pueblo del Genovés. Otro encuentro a distancia y sin abrazos. Carmen y Arcadi no veían a sus dos únicos nietos desde hacía dos meses y el encuentro fue «extraño. Ellos dentro de casa, asomados a la ventana, y nosotros fuera en la calle», explica Raquel, que añade que «mi suegra también es persona de riesgo y cualquier medida de precaución es poca».

Dos meses sin verse que se han hecho largos, sobre todo para los abuelos. Ferran, Andreu y sus padres han tenido un confinamiento «más llevadero, en una casa en el campo, con los niños jugando al aire libre», explica Raquel, profesora y regidora de Turisme, Cultura, Patrimoni i Memòria Històrica en el Ayuntamiento de Xàtiva. El «encierro» ha sido más soportable, aunque Raquel afirma que «en una sociedad como la nuestra, con tanta vida social, en la calle y donde las relaciones familiares son tan estrechas, el confinamiento ya comenzaba a pesar. Los ánimos comenzaban a flaquear y estar dos meses encerrados comenzaba a afectar». Pero Raquel se muestra cautelosa ante la situación de la fase 1 y la desescalada hacia la llamada nueva normalidad. «Tenemos que ser todos conscientes de que el virus sigue ahí. Tenemos ganas de ver a la familia, los amigos, pero hay que ser prudentes, cumplir las recomendaciones de las autoridades sanitarias para no volver atrás. Un paso atrás ahora sería muy perjudicial, a nivel social, económico y de las familias», afirma.

La despedida de familia acabó con el llanto de los más pequeños, que se resistían a marcharse a casa. La próxima cita volverá a postergarse, al menos unos días. «De momento esperaremos a ver la evolución de la situación esta semana antes de volver a reencontrarnos», asegura prudente Raquel, que dice que «aún tengo cierto miedo». Al menos han podido cambiar el contacto virtual, a través de videollamadas, por uno «casi físico». No es el encuentro deseado, pero tampoco el del confinamiento total. Escenas de la nueva normalidad.

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