Avanzan las distintas fases previstas de la desescalada, más deprisa en algunas áreas y con bastante incertidumbre en materia sanitaria en todas, hacia esa pretendida y dudosa nueva normalidad. En ese contexto, lleva ya algunas semanas programándose, desde los ayuntamientos, la reactivación de la vida local. En los planes diseñados está primando la actividad económica y el apoyo social, aspectos sin duda prioritarios y fundamentales, por el alcance devastador de los efectos de la pandemia.

Sin embargo, no cabría dejar atrás, en su justa medida en estos planes de reactivación, otros aspectos como los culturales, de movilidad, urbanismo, patrimonio histórico o desarrollo global de ciudad, entre otros, y tampoco aquellos asuntos que antes de esta situación excepcional ya acusaban un grave y progresivo deterioro, tras años sin actuar de manera conjunta, como la situación del centro histórico de Xàtiva.

Durante estos días, el silencio de las calles, ese que tan perfectamente ha sabido reflejar Carlos del Amor, en sus crónicas del final del telelediario en TVE sobre la vida cotidiana en las ciudades vacías, ha sido si cabe más patente en el casco antiguo. El relato del periodista, invitaba «a reflexionar y relajar la mirada a sabiendas de que nunca pasa nada realmente importante en ese plano en el que no hay transeúntes, solo arquitectura embellecida por el silencio y la pausa». En el caso del corazón histórico setabense, este silencio, por desgracia, no se diferencia mucho del vacío que tenía, antes de la covid-19, un domingo cualquiera de los de evento en la Alameda, o una tarde de cualquier día laborable. Como escribía hace unos días Vicent Soriano en estas mismas páginas, «allí el confinamiento se vuelve, en ocasiones voluntario […] en un mundo real […] donde no hay luces de neón […] ni entidades bancarias […] ni un pobre supermercado…». Finalizaba su artículo «El núcleo histórico quiere vivir» defendiendo que allí «hay vida, mucha vida para ofrecernos un espacio que es de todos. Es nuestra historia, nuestro pasado, presente y puede ser nuestro futuro».

Por ello, están bien las últimas noticias sobre la reasignación por la Generalitat Valenciana de las ayudas para rehabilitar el centro histórico de Xàtiva o sobre las obras de ampliación y mejora del consultorio de salud en el antiguo Hospital, pero hay que ir un poco más allá en una política valiente de apuesta global por este espacio, para que no quede todavía más atrás de lo que ya está con respecto a la parte nueva de la ciudad. Por comenzar a implantar allí, de nuevo, en el tiempo de la reactivación, un tejido comercial, profesional, productivo, de servicios variados, sostenibles y respetuosos. Apoyado, al mismo tiempo, en el fomento de un vivero de residentes jóvenes que le de soporte y garantía de futuro. Y con el uso de las nuevas tecnologías y la atención personalizada al cliente y en su domicilio, como herramientas que se han mostrado válidas para pequeñas pymes y autónomos en esta crisis, dotándolas de ciertas ventajas competitivas frente a la lejanía, la baja calidad de un producto que no beneficia la producción local al no ser de proximidad, la saturación o las ahora restringidas aglomeraciones de las grandes superficies.

El pasado 4 de mayo se celebró, en confinamiento, el Día Internacional de los Cascos Históricos, con el lema «Centros Históricos, la madre de las ciudades». La Confederación Española de Cascos Históricos (COCAHI) elaboró un manifiesto en el que se defiende que, ahora más que nunca, es el momento de los centros históricos. En ellos se inició el comercio, conviviendo con el patrimonio y la cultura, pero la evolución urbana ha propiciado la pérdida de su espíritu generador. Expone el manifiesto que «a pesar de todo, debemos ser capaces de hacer ver y de transmitir que pasear por las calles de nuestros cascos históricos, admirar los escaparates tradicionales y las fachadas […], y respirar el aroma de lo que siempre fue, y de palpar el latido de la ciudad, donde únicamente se puede percibir [….], es un privilegio que tenemos la obligación de preservar». Concluye que hay que promover un cambio de paradigma urbano que debe adoptar enfoques de desarrollo urbano y territorial sostenibles e integrados, centrados en las personas, que tengan en cuenta la edad y el género, mediante la aplicación de políticas integradas.

Este nuevo tiempo de reactivación debe suponer una oportunidad para el centro histórico de Xàtiva, en la línea del trabajo que se está planteando en el ámbito nacional, europeo e incluso con respecto a la Agenda Urbana aprobada por la ONU. No dejemos, otra vez, al valioso corazón histórico setabense fuera. No lo merece, sería ir contra el futuro de la ciudad, porque Xàtiva serà amb el seu cor històric,o no serà.