«Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos». Martin Luther King.

La crisis de la Covid-19 ha cambiado el mundo por completo, casi nadie lo hubiera imaginado, aunque por supuesto si que hay escritores y sobre todo científicos que lo venían avisando, nadie hizo caso, ni los Gobiernos desde hace décadas como máximos responsables de evitar o disminuir los peligros que acechaban a sus compatriotas, ni los organismos internacionales que se han limitado en la mayoría de las ocasiones a hacer indicaciones y no obligaciones, ni la mayoría de sociedades de todo tipo, salvo en contadas ocasiones habían algunas personas, algunos colectivos que nos alertaban y que el resto de la sociedad menospreciaban con frases como «esos eco-pacifistas, mal trabajadores, que quieren cambiar la forma de vivir de nuestros tiempos».

Pero ¿Y nosotros a nivel individual?: Trabajo, más Trabajo, dinero, más dinero, coches cada vez más grandes, más contaminantes, pisos colmenas en la ciudad claro, segundas residencias, rascacielos, condiciones laborales cada vez más precarias, recortes en lo más importante: la Sanidad, la Enseñanza, «Lo público» cada vez más ninguneado por lo privado.

Y ahora tras más de dos meses de confinamiento y otros dos desescalando fases, no sabemos hasta cuando, con miles y miles de muertos en todo el mundo nos empezamos a dar cuenta que no íbamos por el buen camino, que el capitalismo, la industrialización, la sociedad en general estaba acabando con nuestra «Tierra».

¿Se acuerdan cuando los ríos llevaban agua, agua clara, cristalina y potable? ¿Se acuerdan cuando las costas eran inmensas dunas sin edificaciones, sin paseos a 30 metros de la orilla y que hay que reconstruir una y otra vez? ¿Se acuerdan cuando las carreteras, las autopistas, las vías ferroviarias no era lo más importante en nuestros territorios? ¿Se acuerdan...? Yo, con más de 60 años, aun me acuerdo, así que muchos de los que están leyendo este escrito se acuerdan ¿Verdad?

De los casos más sangrantes, de los que hablan todos los medios de comunicación son la terrible mortalidad en nuestras residencias de mayores, muertos y más muertos, abandono, suciedad, falta de recursos humanos sanitarios y no sanitarios, hacinamiento...es lo que nos está horrorizando día tras día y que algunos partidos están utilizando, como si ellos no fueran responsables en otras comunidades, en otros países, en otras décadas. Por supuesto que se tendrán que cambiar muchas de las estructuras relacionadas con la residencias, que se tendrán que buscar responsabilidades, que no se puede generalizar y que muchas de ellas son lugares donde impera el orden la limpieza... pero es evidente que se tendrá que repensar el modelo, menos privado y más público, según mi opinión, y sobre todo con más control por parte de las autoridades socio sanitarias.

Pero creo que todos nos olvidamos de algo, creo que todos somos culpables. ¿Decíamos algo cuando dejábamos a nuestros mayores allí, «porque allí están mejor», «porque nosotros tenemos que trabajar todos», «porque no caben en casa», «porque nuestros familiares se han desatendido, y yo por qué tengo que quedármelos», «nosotros tenemos que tener vida propia»,…

Y si íbamos a visitarlos, ¿no veíamos cómo estaban?, ¿no nos dábamos cuenta? o ¿pasábamos? o «para que hablar primero» o «mejor no nos metamos en líos» o es que cada vez íbamos menos a verlos o no íbamos. Todos somos culpables.

Vicent Valor Font.Médico de Familia en Benigànim. Exdirector de Atención Primaria del Departamento Xàtiva-Ontinyent. Exmiembro del Consejo de Administración de la Agencia Valenciana de la Salud a propuesta de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias.