Destaca desde hace semanas en la ciudad la campaña «Jo compre a Xàtiva», reforzada por el atractivo cartel con la representación de la silueta del milenario castillo sobre la cresta de la sierra, que se puede ver ya en muchos escaparates y puertas de comercios. Esta iniciativa comercial, profesional y empresarial ciudadana a la que se ha unido —con posterioridad, una vez más—, el ayuntamiento de la ciudad, pretende recuperar el tejido comercial setabense, que ya estaba bastante noqueado por una profunda crisis evolutiva y al que el confinamiento por la pandemia de la COVID-19 ha hundido gravemente hasta el punto que muchos comercios que cerraron sus puertas, probablemente ya no las vuelvan a abrir. Es ésta una situación extrema y muy preocupante en una ciudad históricamente configurada como centro de servicios para una amplia zona de influencia y en la que el empuje del músculo comercial estaba arraigado prácticamente desde que el rey Jaime I le concediera el privilegio de su feria, —la decana de les fires valencianes y una de las más antiguas de España—, con esa misma vocación comercial.

Pero ahora que se habla de reactivar la economía local, proceso en el que el elemento comercial ha de ser un pilar fundamental, no se puede olvidar que el potencial turístico de Xàtiva —todavía prácticamente virgen como destino—, dentro del sector de servicios, tiene una nueva oportunidad en esta llamada eufemísticamente también nueva normalidad.

Hace ya semanas que el ayuntamiento de Xàtiva debería haberse puesto a trabajar intensamente en un plan turístico específico para la ciudad, en esta época que ahora comienza con muchas restricciones para los tradicionales destinos masificados y en la que destinos todavía poco conocidos, de interior y con inmensas posibilidades como la ciudad monumental de los papas Borja, el españoleto Ribera o la ira incendiaria del primer Borbón que reinó en España, adquieren una ventaja competitiva que sería imperdonable dejar pasar de nuevo ya que, tras el confinamiento, se ha detectado que se mantiene intacto y hasta se ha incrementado el deseo de viajar, pero de modo seguro y, tal vez, distinto.

Así se ha puesto de manifiesto en la recientemente publicada, por la administración turística autonómica, Guía de Destinos Turísticos de Interior Seguros. Es el tiempo, a tenor de lo que indican los expertos, de disfrutar de espacios ahora más valorados, con menos congestión y con numerosos atractivos.

Curiosamente, en la elaboración de esta guía ha participado uno de los redactores de aquel Plan Estratégico de Turismo de Xàtiva del año 2005 que sigue dormido en algún cajón del departamento municipal turístico de la ciudad, a la espera de su más que necesaria actualización e implementación, y más en estos momentos que se dicen de reactivación con dotación de fondos extraordinarios.

Seguramente este experto es partidario de la aplicación en Xàtiva tanto de las ayudas a los destinos de interior, como a los profesionales y empresas gestoras de actividades turísticas, dado, además, que escasos alojamientos, establecimientos de hostelería, profesionales autónomos o empresas van a poder optar a las últimas ayudas turísticas autonómicas por no constar inscritos en los registros de producto o de calidad, requisitos indispensables para obtener las subvenciones.

Para paliar este déficit de apoyo necesario sigue sin saberse como se podrá plasmar —a pocas horas de entrar previsiblemente en la fase III en la que se permitirá ya un grado notable de actividad turística en la ciudad— la concreción de ayudas en el ámbito municipal a los operadores turísticos setabenses por la pérdida de negocio sufrida con motivo de las largas semanas de confinamiento.

A fecha de hoy se desconoce, igualmente, si se realizará una campaña de promoción turística que anime también a visitar Xàtiva, o tendrán que ser los propios alojamientos, restaurantes, guías y empresas los que impulsen una iniciativa similar a la de «Jo compre a Xàtiva», a la que tal vez que se sume luego el ayuntamiento, a pesar que debería ser el que la liderara, pues va en ello una oportunidad de reactivar la economía de la ciudad con un recurso, la potente monumentalidad histórica y cultural setabense, con el que no cuentan, ni van a contar, otras ciudades medianas competidoras en esta desescalada.