Pep Gimeno, Botifarra, rindió este fin de semana un generoso homenaje al personal sanitario, a los héroes que desde los hospitales han combatido al virus durante las peores semanas de la pandemia. El cantaor de Xàtiva ofreció dos conciertos gratuitos en su alquería en la huerta de Xàtiva, la Casa Cuesa, un inmueble del XVI que compró en 2016 y que poco a poco ha ido restaurando por sus propios medios. Cantó el viernes por la noche, arropado por su arreglista Pau Cháfer y dos músicos más, y el domingo por la tarde.

En el recital del viernes, Botifarra desplegó un curioso ceremonial. Dado que la Casa Cuesa está a tiro de piedra del centro asistencial, con el que se comunica a través de un camino rural, el propio cantaor y un par de ayudantes marcharon a pie a recoger a los asistentes al hospital, donde les esperaban. Y les guiaron por el mismo camino, faroles en mano, hasta conducirles a la alquería.

Recibidos con mistela y moscatel

Durante el recorrido, Botifarra se detuvo a cantar un par de ocasiones en plena huerta, ya de noche. Una vez en la casa, fueron recibidos con mistela y moscatel. La actuación se desarrolló en el antiguo corral, un espacio de grandes dimensiones que permitió ubicar las sillas separadas y así mantener la distancia física obligada. El domingo había previstos dos conciertos, pero finalmente se juntaron ambas citas en una. La actuación fue en esta caso ante la casa, con Botifarra acompañado del músico Ahmed Touzani.

El cantaor expresó a Levante-EMV que su deseo era que este agradecimiento fuera «absolutamente a todo el personal; del primero al último», dijo. A cada recital acudieron 50 personas. Al del viernes por la noche asistieron, entre otros, la gerente del departamento de salud, Margarita Llaudes, y el alcalde de Xàtiva, Roger Cerdà.