No se prohibió el acceso, pero el Ayuntamiento de Ontinyent recomendó no acudir en este verano de la Covid-19. También cerró los parkings habilitados y los caminos adyacentes. De nada han servido las indirectas: centenares de turistas continúan apostando como opción de ocio veraniego por el paraje natural del Pou Clar, que se está llenando en estos primeros días de julio tal y como ocurre cada año. Sus vehículos se han trasladado un tanto más allá del primer radio alrededor del Pou Clar, hacia unas vías pobladas de casetas. Sus vecinos no han tardado en protestar por las molestias que les provocan el tráfico y las basuras generadas por los visitantes al paraje.

«El fin de semana, el camino parecía la M-30», comparaba uno de los vecinos del paraje, que hacía hincapié en el «peligro» que supone para los peatones y corredores que pasean por dichas vías el tráfico de conductores que no conocen la zona. «Llenan el camino de coches, y a veces la gente no puede ni salir de sus casetas. Si hubiésemos tenido una emergencia, una ambulancia o un camión de bomberos no hubiera podido pasar por aquí», aseveró una vecina de una caseta situada en el Camí de Galindo. Todos se quejaban, asimismo, de la gran cantidad de residuos que los turistas dejan tras de sí en las plazas en las que aparcan, donde normalmente aprovechan para comer dada la prohibición de hacerlo en el mismo Pou Clar.

Tras recibir las protestas vecinales a lo largo de todo el fin de semana, el ayuntamiento amplió ayer la prohibición de aparcar hacia el Camí de Galindo y otras vías, y los vecinos atestiguan que la Policía Local dejó algunas denuncias. No obstante, aseguran que el problema debería «atajarse de raíz» y prohibir el acceso al Pou Clar o procurar alternativas de transporte para alejar el tráfico de los caminos alrededor del paraje. Asimismo, reclamaron una mejor limpieza de la zona.