Los problemas que asomaban a principios de julio en el Pou Clar de Ontinyent se han venido repitiendo a lo largo de todo este primer mes de verano. Tanto, que los vecinos y vecinas del paraje no dudan a la hora de valorar estas semanas: «Desde el primer día de julio, esto está siendo una pesadilla», clamaba ayer una ciudadana. Con el objetivo de restringir el tráfico de visitantes al paraje natural, uno de los principales atractivos turísticos de la comarca, el Ayuntamiento de Ontinyent cerró los dos aparcamientos y el principal acceso a la zona a principios de verano. Esta vía, sin embargo, lejos de disminuir la afluencia de turistas, les ha empujado a ocupar otras zonas a la hora de aparcar sus vehículos. En concreto, el Camí de Galindo y las vías adyacentes, cercanas a la que es ahora la única entrada. «En veranos pasados, estos caminos se llenaban de coches tan solo los sábados y domingos, y podíamos aceptarlo. Pero este año está ocurriendo todos los días, y de nueve de la mañana a nueve de la noche», lamentaba ayer una de las vecinas del lugar.

Hacían ver que el problema no es tan solo la molestia perenne de las decenas de coches aparcados „lo cual, según denunciaron en estas mismas páginas a principios de julio, es un peligro al dificultar el paso de las ambulancias o los coches de bomberos„: el paso de visitantes también ha traído un aumento de los residuos y la suciedad en los caminos, desde bañadores hasta pañales. También restos de comida, a pesar de que la normativa del Pou Clar prohíbe el acceso de neveras, bolsas y vituallas de este tipo. «En cambio, hay otros que se ponen a comer en el camino, delante de casa», explicaban.

Al denunciado incivismo de parte de los visitantes del Pou Clar, los vecinos y vecinas de los caminos añaden un mal comportamiento para con ellos. A uno le quebraron la cadena que tenía para cerrar el espacio en el que guarda el coche. A otro directamente le invadieron su propiedad para aparcar un todoterreno a la sombra. «Cuando salimos a hacer fotos a los coches aparcados, para pasarlo y denunciarlo, nos llueven insultos de todos los lados», lamentaron.

Desatención de las autoridades

A todos estos problemas, los vecinos del lugar añaden una sensación de desamparo por parte de las autoridades locales. «Desde el principio le hemos dicho al Ayuntamiento de Ontinyent que deberían o cerrar el Pou Clar, o habilitar un servicio de autobús o parkings alternativos. Dejándolo así, tan solo perjudican a los vecinos», explicaba ayer uno de ellos. Por otro lado, afirmaban que cuando piden la intervención de la Policía Local para multar a los coches aparcados, lo habitual es que no acuda nadie. «Hemos pasado fotografías de coches aparcados a los regidores, y nos han dicho que eso es denunciable y que avisarían a la policía. Pero aquí no ha venido nadie. Si no les hacen caso a ellos, ¿cómo van a hacérnoslo a nosotros?», lamentaban ayer. El verano pasa y los vecinos del Pou Clar siguen reclamando una mayor atención.