La Guerra Civil Española detuvo la celebración de la Fira d'Agost por dos veranos. En agosto de 1938, Xàtiva vivía pendiente del desarrollo de la Batalla del Ebro, que marcaría el devenir de la contienda. Y aquel día 14 de agosto de hace 82 años fue el último en que la ciudad no se engalanaba para celebrar su fiesta. Hasta hoy. El 14 de agosto de 2020 pasará también a los anales de la historia local, como aquél de hace ocho décadas, por fallar a su idiosincrasia como la jornada de inicio de la Fira d'Agost. El Ayuntamiento de Xàtiva oficializó la anulación de las celebraciones de este año el 21 de mayo „una noticia que avanzó Levante-EMV tres días antes„. La total ausencia de preparativos en las últimas semanas ha podido servir para que la ciudad vaya asumiendo la idea. No obstante, puede que muchos vecinos y vecinas de Xàtiva no acepten la realidad hasta que hoy salgan a las calles, vacías de gente y casetas, y crucen miradas de perplejidad bajo las mascarillas. La realidad de una Xàtiva sin Fira, un escenario que no se producía desde hace generaciones.

El tráfico será mañana el habitual de un día cualquiera de agosto. El rugido de motores y el inconfundible olor a gasolina no despertará a los setabenses como ocurriría en cualquier otro 15 de agosto en Xàtiva, jornada que arranca con la celebración del Trofeu de Velocitat Fira d'Agost, la competición de motociclismo más antigua del país. Este año era el de la edición número 69, de las que 61 se llevaban celebrando de forma consecutiva, desde la Fira de 1958. «No tenemos claro por qué no se celebró. Seguramente fue por la riada de aquel verano. Con todo, esta es la segunda vez que el Trofeu no se disputa desde su nacimiento». Antonio Sarrión, presidente del Club Moto Ruta de Xàtiva que organiza la prueba, remarcaba así la excepcionalidad de anular la prueba .

Se trata de unas carreras «muy ligadas», según Sarrión, a la Fira de Xàtiva, compartiendo ambos eventos el prestigio de estar entre los más veteranos de su especie. Y casi tan vieja es la Fira como su típico esmorzar de sardinas, huevos y pimiento verde, uno de los iconos de la fiesta setabense. Sobre estos almuerzos, en pocos sitios saben como el Bar-Terraza Moncho, en plena Alameda y que brinda cada año una de las imágenes de la Fira al congregar a centenares de personas en su explanada. José Antonio Roca, propietario del bar, pone números a esta imagen: «Podemos servir entre 700 y 1000 almuerzos un día 15 normal. El día de antes firmamos doce o trece contratos, para aguantar la semana de Fira», afirma. Los tres turnos que organizarían en la Fira serán mañana uno solo; las mil personas que podían congregarse en su terraza en los días de Fira, unas setenta. Roca cuenta que tiene reservas cerradas para hoy desde hace semanas. «Creo que la gente, aunque desanimada, tiene cierta ilusión por aparentar que se celebra la Fira. Y quieren salir a almorzar». Aunque bajo las medidas de seguridad a que obliga la pandemia, los platos con el almuerzo de Fira hoy ante el quiosco Moncho, que tratará de sortear la falta de ingresos por la anulación de la Fira „Roca calcula una merma de entre el 65 y el 70 % de los ingresos esa semana„ sin cerrar en las fechas siguientes.

Simbolismos

Tras el almuerzo, no habrá paseo por la interminable fila de paraetes. El coronavirus corta otra de las largas relaciones que tiene la Fira. La de Joaquín Martínez, de Bastones Martínez, una de las paradas fijas y con más tradición de la Fira d'Agost de Xàtiva. Sus bastones se han convertido en todo un símbolo: ya no son un útil, sino un recuerdo de la Fira de cada año. No en vano, suyo es el bastón que se le regala a la autoridad que visita la Fira en su inauguración. Y como el Moncho, Joaquín Martínez atestigua otra prueba de la voluntad setabense por velar la Fira que no empieza: «Hemos recibido muchas reservas de bastones, por parte de gente de Xàtiva. Hoy [por el miércoles] hemos enviado diez. Clientes que compraban siempre y que no quieren dejar de hacerlo hoy», explica.

Martínez enviará a domicilio, sin moverse de su Jarafuel natal; ya volverá a Xàtiva el año que viene. El Trofeu Fira d'Agost, sus pruebas y homenajes, también esperarán al 2021, para cuando el bar Moncho pueda volver a abrir a pleno rendimiento. Ocurrirá igual con el grueso de la programación cultural que iba a vertebrar las noches de la Fira: las actuaciones contratadas para 2020 se mantendrán para la edición del 2021, según explicaba Toni Martínez, coordinador de la organización de la Fira d'Agost, que ha cambiado este trabajo por la programación de Nits a la Fresca («notaré el vacío a partir del día 17», dice). Una medida de apoyo al sector cultural, pero en lo anímico, imbuye a la suspensión de este año de un aire de paréntesis: la Fira se traslada para evitar un verano que no ha existido.