Xàtiva apuesta por las experiencias turísticas en espacios abiertos». Así rezaba el encabezamiento de una breve noticia publicada a principios de mes en el contexto de una entrevista radiofónica realizada a la concejala de turismo de Xàtiva, en una emisora local. En la misma, además, la responsable de la delegación municipal en la materia señalaba que durante el verano se ha trabajado en este tipo de oferta porque se había detectado que era una de las deficiencias de la ciudad y que la intención era comercializar iniciativas de este tipo a través de las agencias de viajes. Ahora se anuncia la programación de una serie de rutas y visitas guiadas al aire libre „las visitas y rutas guiadas en Xàtiva siempre han sido fundamentalmente al aire libre„ y la iniciativa es positiva, pero tal vez habría que avanzar un poco más. Desde hace años el paraje natural municipal de la Cova Negra, con diferentes atractivos naturales y culturales, ha tenido una promoción turística desde el ámbito municipal que, siendo benevolentes, se podría calificar de escasa. Bien es cierto que se han llevado a cabo iniciativas en cuanto a su configuración e infraestructura, como la propia declaración de paraje natural municipal „a la que debería seguir, con todo merecimiento una trabajada propuesta para su declaración autonómica como paisaje protegido„, o la señalética vial, la adecuación senderista y de servicios recreativos y didácticos en la antigua fábrica de luz, pero que, desgraciadamente, han sufrido las inclemencias meteorológicas y la falta de interés, atención y presupuesto en su adecuado mantenimiento, que las han echado a perder. El público turista interesado en este magnífico paraje de Xàtiva, con extensión a los términos municipales de Bellús y El Genovés, y cuyas fotografías de l´Estret de les Aigües ya aparecían en los primeros folletos de promoción turística del Institut Turístic Valencià (ITVA) a finales del siglo XX, siempre ha tenido que visitar el paraje por sus propios medios: al igual que se daba la llave de la ermita de Santa Ana en la oficina de turismo o se indicaba como llegar por sí mismos hasta las ruinas de la ermita del Puig. Por ello, ahora que con motivo de la pandemia de la COVID-19 se refuerza, más vale tarde que nunca, la idea del turismo organizado como producto en los espacios abiertos de Xàtiva, sería interesante aprender „benchmarquing, se llama„ de las mejores prácticas que llevan tiempo desarrollándose con éxito en otros lugares. Y dos buenos ejemplos serían el de los sistemas de organización de visitas del yacimiento de Atapuerca, en Burgos y el de la visita a los monasterios de San Juan de la Peña, en Huesca, aunque existen otros ejemplos válidos a lo largo de toda la Península Ibérica y Europa. Evidentemente Atapuerca no es la Cova Negra de Xàtiva, pero aplicar a escala lo que se ha contrastado válidamente en lugares que son grandes referentes normalmente suele ser sinónimo de hacer bien las cosas. Así, desde la pequeña localidad de Ibeas de Juarros, en la que se ubica el centro de arqueología experimental, salen las visitas guiadas en un autobús, con monitor, número mínimo y máximo de personas para la salida y posibilidad de grupos concertados. Además, existe la posibilidad, como complemento a la visita a los yacimientos, de poder disfrutar de un paseo guiado por el sendero botánico adyacente y por los alrededores de la sierra de Atapuerca, que posee un rico entorno natural bien conservado. Con un servicio de visitas guiadas a Cova Negra prehistórica-Estret de les Aigües natural y la arquitectura milenaria del agua en el canal de Bellús, saliendo en microbús o incluso negociando la revalorización del apeadero de Alboi en la línea ferroviaria Xàtiva-Alcoi, desde la oficina de turismo, comenzando con dos viajes en fin de semana, susceptibles de ampliación en temporada alta, y la futura incorporación de servicios hosteleros y complementarios, la oferta turística natural y cultural de Xàtiva en sus valiosos espacios abiertos daría, sin ninguna duda, un competitivo salto cualitativo.