Esta vez el diálogo es entre voces que hablan idiomas muy diferentes. La simplificación absoluta de la escultura de Andreu Alfaro con la opulencia de la puerta gótica flamígera de la capilla del Antic Hospital es, por ejemplo, uno de los contrastes más acusados de la exposición que desde anoche muestra en Xàtiva un total de 17 piezas del artista valenciano, fallecido en 2012. Se articula en torno a tres espacios: Sant Doménec, donde se reúnen once piezas presididas por la enorme Laocoonte III; la plaza de Calixto III o de la Seu, en la que se ha instalado Desplaçament de semicercles, y el museo de l´Almodí, que ante su acceso central exhibe la vertical The fountain, y el patio, cuyas columnas renacentistas enmarcan la interpretación de Las tres gracias además de tres versiones de sus cercles. El alcalde de Xàtiva, Roger Cerdà, acompañado del diputado de Cultura, Xavier Rius; de la concejal de Cultura, Raquel Caballero, y del hijo de Alfaro, Andrés Alfaro Hoffman, inauguró anoche la muestra, cuyo estreno estaba previsto para el mes de abril. Por la mañana, el arquitecto Pablo Camarasa, comisario de la exposición junto a Fran Silvestre, guió un recorrido para los medios de comunicación. «Sacar la obra de Alfaro de su lugar y llevarla a otro sitio es una tarea muy compleja», destacaba Camarasa ayer. El arquitecto y estudioso de su obra remarcó que Diàleg amb la història. «tiene como objetivo precisamente eso: establecer un diálogo entre una obra minimalista y edificios barrocos o renacentistas». También destacó que algunas de las esculturas están en la calle «porque Alfaro fue un creador que concibió gran parte de ellas para espacios abiertos» y destacó, asimismo, que la contemplación de estas piezas «es muy diferente» según la posición del espectador, al que invita a contemplar lo que él llama «geometría variable», dijo. Laocoonte III es la pieza totémica de la nave central de Sant Domènec, «una obra que Alfaro hizo para la Bienal de Venecia de 1995, que luego pasó al IVAM... y que ahora a podemos contemplar en Xàtiva», resaltó.
Pero fuera del templo, en el claustro, hay otro emblema: Goethe en el campo de Roma, de 1987, una simplificación extrema del cuadro homónimo del siglo XVIII que Alfaro desnuda hasta articular en torno a un mástil de once metros de altura: el tronco, el brazo arqueado y las dos piernas del famoso literato tumbado en la campiña y que, según reveló ayer, es la primera vez que sale del taller para ser expuesta. «Alfaro persigue transformar la naturaleza y plasmarla con la mínima expresión», abundaba Camarasa para mostrar otras de las piezas expuestas, como Planta de interior, de 1983. E invitó al espectador a que disfrute del excepcional maridaje entre Angel I, de 1994, una depuración extrema de la figura de un alado que cuelga suspendida del interior de la sala capitular de Sant Domènec. En la inauguración de anoche, el alcalde dijo: «recordemos aquella mención a las piedras viejas del poema dedicado por Raimon a su amigo Andreu. De hecho, su obra ya se encuentra en Xàtiva, vinculada a la figura de Raimon, gracias a la donación de la escultura La veu d´un poble», recordó. Y agradeció que se haya escogido «Xàtiva como marco de esta iniciativa. Es la primera vez que se produce una muestra de obras de gran formato de Alfaro en el ámbito de la Comunidad Valenciana», aseguró Cerdà. recorrido por parte de la obra de un referente. Andreu Alfaro dialoga con el patrimonio de Xàtiva 1 El alcalde, anoche en Sant Domènec junto a «Laocoonte III» F 2 Alfaro Hoffman, Pablo Camarasa y Roger Cerdà, en la plaza de la Seu. F 3 «Desplaçament de semicercles», frente al Hospital F 4 Artur Heras, anoche en Xàtiva F 5 Caballero y Camarasa, por la mañana en l´Almodí F 6 Público, anoche en el claustro de Sant Doménec F 7 Camarasa, con asistentes a la muestra F 8 Una espectadora contempla «Angel IV» F
