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Juan Carlos Ortega: "Me encanta que piensen que no hago yo todas las voces; no veo mayor elogio"

El estudio radiofónico de Juan Carlos Ortega se traslada esta noche al teatro Echegaray de Ontinyent con su irresistible mezcla de hiperrealismo y disparate

Imagen de archivo de Juan Carlos Ortega.

Hay una inocultable veneración por la radio de toda la vida en los programas de Ortega. Y algo (mucho) de parodia, claro. Sus hilarantes entrevistas mezclan situaciones de un realismo brutal en las que de repente salta la burrada más inesperada y absurda. Lo saben bien sus miles de seguidores. Y lo pueden comprobar en persona un puñado de espectadores esta noche en Ontinyent (22.30 horas).

Yo oigo la radio a la hora que se emiten los programas, en directo, cuando toca… Nada de podcast. ¿Quedamos ya pocos?

No, no, qué va. Ostia. Eso está muy bien [ríe]. Yo incluso la oigo en AM desde Barcelona. La gente no sabe que la onda media consume menos pilas del transistor. Les doy un consejo a los que no lo sepan: si ven que las pilas se agotan en la FM, pásense a onda media y se seguirá oyendo bien un buen rato todavía… Pero si oye también podcast, mejor. Son cosas complementarias.

No oigo otra cosa sobre su humor que es inclasificable, inclasificable, inclasificable… Pues lo siento, pero yo lo voy a clasificar.

Claro, claro, hágalo. Adelante.

Hiperrealismo surrealista.

Ostia, qué bueno. Sí. Me gusta.

Tengo otra etiqueta: astracanada verosímil.

No está mal. Eso de verosímil es una etiqueta muy habitual. Es verdad que mis historias tienen esa cosa de absurdas a la vez que muy reales, totalmente verosímiles.

Ya sé que queda fatal airearlo en una entrevista pero es que soy muy fan suyo… Mucho.

Jo, qué bien. De verdad. No, tranquilo. Muchas gracias; en serio.

Me han dicho que le dé ideas para su programa, si quiere…

Dígame alguna; sí, sí, dígame.

Pues podría entrevistar a un señor que asegura que él formaba parte del que en realidad iba a ser el Trío Dinámico. Pero Manolo y Ramón le echaron y se quedaron ellos dos solos.

Ostia, qué fuerte. Pues es una gran idea. Además, entronca con lo que hablamos antes. Puede parecer muy, muy verosímil. Hay muchas formaciones que iban a ser un trío o un cuarteto inicialmente…

Fueron apenas seis programas en 2007 pero «La noche americana», en Cuatro, casi se recuerda ya como un programa mítico.

Ay, sí, qué pena. Fuimos víctimas de los primeros momentos de los odiadores por redes sociales; ni siquiera redes. Eran foros. Nos machacaron tanto que la dirección lo retiró. Se quejaban de que, además, por meter nuestro programa habían quitado otro muy seguido.

Inolvidable aquella entrevista a José María Íñigo haciéndole creer todo el programa que se presentaría en el plató alguien de su infancia. Creía imposible que viniera quien él estaba pensando...

Sí, sí, lo montamos muy bien. Hasta el final, él estaba convencido de que iba a aparecer una prima suya, sí. A Íñigo le gustó tanto el programa, de verdad, que me pidió ser colaborador. Y yo, ¡ostras pues claro! Pero como a la sexta entrega lo retiraron, pues no llegó a producirse. Qué lástima.

Adelántenos un poco del espectáculo de hoy en Ontinyent…

Pues en realidad es como un programa de radio; tal cual un programa pero delante del público. Con entrevistas, música, cuñas publicitarias… Es mi primera actuación en público después del estado de alarma. Será curioso ver a los espectadores con la mascarilla…

Y con la separación entre butacas, todos tan repartidos…

Ah, no, no. Eso es fantástico. Y me quita un problema de encima. Así si el teatro está medio vacío tienes la excusa de que es por las restricciones de aforo. Puedes decir, oye que yo lo iba a llenar pero como está todo esto de la covid…

Hay quien no se cree todavía que usted haga el resto de voces; aseguran que hay otras personas en la sombra, que esa superposición de personajes es imposible.

Eso es genial; es lo mejor que me pueden decir. Imagínese: lo haces tan bien que no se creen que puedas hacer tú todas las voces, que es imposible. Y tú sabes que sí, que las haces. Genial. Me encanta que lo piensen, no veo mayor elogio.

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