Ha pasado, con más pena que gloria, la semana de la movilidad en Xàtiva y salvo algunas críticas políticas y muchas menos ciudadanas, todo parece que va a seguir igual, o peor, en esta materia. Bien es cierto que una adecuada política municipal de movilidad no debe ser flor de un día, ni de una semana, pero esta no-celebración en la ciudad refleja también una preocupante falta de sensibilidad e interés de los responsables municipales. Parece una excusa inadmisible, a priori, plantear que la ausencia de actos organizados para concienciar a la población de todas las edades, se debe a la actual situación socio-sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19, argumentando que se pretenden seguir las recomendaciones sanitarias, cuando, a lo mejor, lo que se está poniendo en evidencia es que esta administración no ha acabado de superar el modelo de actos institucionales masivos —con características de «sarao»—, tan frecuentes en épocas anteriores y por los que, lamentablemente, se quiere seguir apostando pensando en un futuro rédito electoral.

Otras ciudades medianas como Ontinyent, Alzira y Gandia sí que han incidido, a través de diversas acciones, en poner el acento en la importancia de las políticas de movilidad desde un punto de vista sostenible, con la potenciación del peatón como principal protagonista, mayor cuota de participación del transporte público no contaminante o con la redefinición de una jerarquía viaria urbana que permita una mejor ordenación de los flujos de tráfico, de modo que el centro histórico deje de ser un itinerario de paso y recupere su carácter de punto de encuentro esencial para la ciudadanía. Y es una lástima, porque en Xàtiva se hicieron los deberes en su momento y existe un buen Plan de Movilidad Urbana Sostenible, aprobado en el pleno municipal por unanimidad por todos los grupos políticos, pero que los hechos y acciones demuestran que ha quedado olvidado.

Se dice que el problema del tráfico setabense es endémico. Así lo trasladó a la opinión pública el entonces recién nombrado concejal delegado de movilidad en el actual gobierno municipal. Puede que, sin ser consciente de estar cayendo en la trampa, ya utilizada por gobiernos de mayoría simple anteriores, de la asignación del tráfico, —como una patata caliente, por la falta de medios y el no incomodar las prácticas infractoras egoístas de un amplio sector de la ciudadanía— a un concejal de otro grupo minoritario que le apoya. Mientras las competencias policiales, urbanísticas, de personal y económicas siguen en manos del grupo mayoritario, la tarea del concejal se estima ardua y probablemente, por interesados cálculos de coste político, infructuosa La historia se repite. Sin embargo, el modelo de movilidad sostenible, aceptada y beneficiosa, seguido con éxito en otras ciudades que partían de un descontrol, caos y abuso del automóvil similar al que presenta hoy Xàtiva está sacando los colores a esta inamovible política de movilidad municipal setabense.

Y lo peor es que la situación sigue deteriorándose con la eliminación de la primera hora gratuita en aparcamientos municipales, la larga fila de coches mal estacionados desde la Fuente del León hasta la plaça de la Bassa y porta de Sant Francesc —con la suspensión del sistema de control de cámara en la calle peatonal—, el incremento de la doble fila, el olvido del arbolado como regulador climático o los problemas generados por el deteriorado mobiliario urbano, obras en aceras y acceso a edificios para las personas con movilidad reducida, entre muchos otros déficits de infraestructura y decidida actuación.

A este paso, no sería raro, allá por el mes de octubre de 2030, ver en algún anuncio virtual turístico de la ciudad el eslogan: «Ven a Xàtiva, el único parque temático en Europa, en vivo, en el que los coches transitan y aparcan indiscriminadamente por todas las calles y plazas como era habitual en el siglo XX. ¡Una experiencia única!».