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Un libro para disfrutar de Ontinyent

El volumen conmemorativo del 775 aniversario de la vila recopila textos de Alfred Bernabeu e imágenes de AFO

Ambaixada de Moros i Cristians sobre el puente de Santa María, con el barrio de la Vila y la iglesia de Santa María al fondo.

La conmemoración del 775 aniversario de Ontinyent como villa real ha dado luz a la edición del libro Un passeig per Ontinyent, que recoge, a través de la palabra del cronista oficial, Alfred Bernabeu, y de las imágenes de la Associació de Fotògrafs d’Ontinyent (AFO), los rincones y espacios que distinguen la capital de la Vall d’Albaida, algunas desde hace más de siete siglos. Bernabeu traza con sus textos la historia de la ciudad, que reflejan en imágenes fotógrafos de AFO como Luis Botella, Juan Álvarez, Vicente Muñoz, Jordi Olcina, Antonio Montés, Fernando Valls, Antoni Ferrero, Juan Torres, Irene Bernabeu, Rafael Calabuig, Manolo Pascual, J. Alberto Sempere, Alfred Bernabeu, Begoña Ribera, Sergio Pomar, Vicente Reig, Rubén Montava y Rafa Penadés. El libro ha sido editado por TXTO editorial.

El volumen conmemorativo de los 775 años se abre con el barrio de la Vila, el núcleo urbano originario de la ciudad. Bernabeu resalta que el asentamiento poblacional en la Vila «no es nada casual, sino que fue favorecida por una privilegiada situación geográfica. Su ubicación al lado del río [...] y en lo alto de una loma rodeada de barrancos, permitía una excelente defensa frente a posibles ataques». De la Vila destacan, por este carácter defensivo estratégico, los muros que la perimetraban, de los que quedan testimonios en la torre de la Barbacana, els Banys o las torres dels Albellons, Campanar y Esperó. O la torre del Mirador. Unas huellas defensivas que actualmente no se pueden admirar en todo su conjunto, ya que, en parte, se hayan ocultas entre edificaciones o destruidas. Las imágenes muestran detalles de estas fortificaciones, del Palau de la Vila, de la iglesia de Santa María, calles o casonas como la de Don Gonzalo Vidal, conocida como del Güendo, mientras Bernabeu, también columnista de Levante-EMV, guía y describe el recorrido y estos elementos.

A partir del asentamiento de la población en la Vila, la ciudad se expandió con el Raval y Poble Nou, a partir de la Plaça Major, el primer ensanche extramuros. Imágenes de la plaza, del refugio antiaéreo del Regall, el convento de las Monges Carmelites, las calles Maians y Gomis y los edificios singulares que las pueblan (el Círculo Industrial Agrícola, la sede de la Societat de Festers o la Casa de Cultura).

Tras el repaso del Ontinyent histórico, el libro se adentra en los nuevos espacios urbanos, con edificios construidos en el siglo XX como la Sala Gomis, la biblioteca de Sant Josep, la antigua fábrica de Paduana rehabilitada como edificio de viviendas, la iglesia de Sant Josep, el nuevo aulario universitario y el antiguo colegio Lluís Vives —sede de la Universitat de València en Ontinyent— o los juzgados.

El agua, con el río Clariano y el Pou Clar, es un elemento indispensable en el paisaje ontinyentí y ocupa un apartado específico en el libro, con fotografías de estos parajes y de elementos como los puentes sobre el Clariano, fuentes y las chimeneas fabriles. Las sierras, con la flora y la fauna que las habitan, también quedan plasmadas en un volumen que pone el foco en los motores económicos de la ciudad (centro comercial, la sede de Caixa Ontinyent, los productos gastronómicos). Las fiestas de Moros i Cristians, la Puríssima, la Fira, las fallas de los Juniors de Sant Josep, con los actos y eventos singulares como el Bou en Corda, Cant dels Angelets, las Ambaixades, la marcha Chimo en la Entrada de Bandes y la Entrada de Moros i Cristians cierran un extenso libro de 135 páginas.

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