Qué efímera es la alegría en el fútbol! ¡Y también la decepción por las derrotas! Todo depende del último resultado.

No lo tenía fácil Berna Ballester el pasado domingo. Se venía de perder en casa, de una destitución de Abel Buades con críticas muy serias a la gestión del club y que suponía la marcha del «padrino y valedor» de algunos jugadores, de dos partidos en la Murta sin poder acceder a ella los socios y aficionados y como rival un invicto Hércules B. Y con gente de la casa, con el cuerpo técnico del Juvenil, se ganó con solvencia.

Y el sol volvió a salir. La victoria ha revitalizado a un aficionado desilusionado y en algunos casos desenganchado, apesadumbrado y enfadado. De nuevo sonríe y además, aunque con limitaciones, podrá acceder este domingo a la Murta, y además se jugará contra el Elche B por lo que la afición podrá asistir al merecido homenaje a Vicente Iborra.

Y tenemos, y me incluyo, esa sensación de ver algo diferente, y no me refiero a lo visto únicamente esta temporada, sino desde que Buades llegó al banquillo, esa esperanza de que con los mismos actores, con distinto director, se pase de una película aceptable a una película brillante.

Uno a estas expectativas las ganas, tal vez particulares mías, de poder tener en el banquillo del equipo de Xàtiva a un entrenador «de la terreta», de «casa». Ahora mismo me costaría adaptarme a un entrenador foráneo o desconocido. Berna tiene serias opciones de acabar en el banquillo al menos la temporada y más tendrá si gana al Elche B.

Ya pueden comprobar que soy poco serio: dos goles de Ekedi y la victoria me han devuelto el optimismo y las ganas de ver ganar al Olímpic en la Murta y no solo. Espero que a ustedes también.