El tenista de Ontinyent, Juan Carlos Ferrero, ahora dedicado a la academia que dirige en Villena, ha repasado la final de la Copa Davis del año 2000 en la que se impuso a Lleyton Hewitt y daba el primer título a España en esta competición. Era el 10 de diciembre de 2000 y el equipo español se proclamaba por primera vez campeón del mundo de tenis. «Ahora veo lo importante que fue esa victoria tras los 20 años de la consecución de la primera victoria de la Copa Davis», afirmaba Ferrero, quien celebró la pasada semana junto a sus compañeros de equipo esta efeméride. «Fue mi primera ensaladera y siempre es algo especial obtener un primer título. Aquello en el Palau Sant Jordi de Barcelona lo recordaré toda la vida, no solo aquel día, sino toda la semana y media que estuvimos concentrados», señala el ontinyentí.

La final de la Copa Davis «llegaba en uno de los mejores momentos del tenis español y la federación, los medios de comunicación y todos se volcaron para conseguir el único título que le faltaba al tenis español. De aquella gesta salí de otra manera, me marcó muchísimo el futuro y fui consciente más tarde de lo que habíamos logrado, y de qué manera gestionaríamos los próximos retos», recuerda Ferrero, quien añade que «sabía lo importante que nos venía encima y yo con 20 años era el más joven de todos, a pesar de haber terminado el año con el número 12 del mundo. Supe sacarme la presión de encima a pesar de dejar fuera de los individuales a Àlex Corretja, que venía de jugar el Máster, y en el partido contra Patrick Rafter ya me sentía más cómodo en cada pelotazo que pegaba». Ferrero rememora que «con todo igualado, se llegaba al último partido de la eliminatoria ante el número uno del mundo, Lleyton Hewitt. Toda la carga la tenía yo, y ya puedes imaginar cómo estaba jugando en casa y ante mi público. Recuerdo aquel último golpe que sabía que no podía llegar, pero lo que más recuerdo es cuando todos se abalanzaron sobre mi cuando estaba en el suelo», señala el de Ontinyent. «Albert Costa, Àlex Corretja, Joan Balcells y yo formamos una gran piña en la que supimos estar unidos en todo momento y dejar las diferencias a un lado», afirma.

A Ferrero le gustaría ahora capitanear el equipo español de la Davis, con su pupilo Carlos Alcaraz. «Me gustaría muchísimo estar ahí con mi jugador, pero tenemos que ir poco a poco». Tras la consecución de la Copa Davis en 2000, Ferrero sería más tarde campeón de Roland Garros y número 1 mundial, además de varios torneos importantes.