Debido a los trabajos en la red municipal, los vecinos y vecinas de Bèlgida no cuentan con agua potable en sus casas estos días. Un pequeño peaje con el que, a cambio, esperan acabar con los problemas ya casi crónicos de insalubridad que sufrían los hogares de esta localidad de la Vall d’Albaida, a causa de las filtraciones de tierra a los pozos que abastecen el municipio. El ayuntamiento acabó de instalar la semana pasada un purificador en el depósito del Salvador; estos días está limpiando la red de distribución, que aún cuenta con restos de tierra en algunos puntos, por lo que el agua que sale de los grifos no es apta para el consumo humano. Según anunció el alcalde, Diego Ibáñez, se espera que los trabajos, que empezaron el pasado jueves, terminen la semana que viene.

El acuífero de Bèlgida, a la sombra del Benicadell, siempre había destacado por la calidad de su agua. No obstante, los episodios de fuertes lluvias provocaban en ocasiones que algún pozo quedase contaminado de la tierra caliza del subsuelo, con lo que los vecinos de Bèlgida, durante unos días, veían salir del grifo un líquido de un color beis turbio. Unos episodios asumibles hasta hace unos años pero que, desde 2016, se habían vuelto «demasiado habituales», según Ibáñez. «Y en agosto del 2020, sin ninguna lluvia, nos volvió a ocurrir. Estuvimos un mes con el agua así, sin que se pudiese consumir. Vimos que teníamos que afrontar el problema», explicó el munícipe.

La manera, un nuevo sistema de filtrado que ha conllevado una inversión de 24.000 euros para las arcas municipales de Bèlgida, un pueblo de menos de 700 habitantes. «Costó lanzarnos, ir a muchas ferias y contactar con muchas empresas, porque ninguna nos garantizaba un resultado óptimo», explicaba el alcalde. Por fortuna, con el purificador finalmente elegido, las primeras pruebas del agua han sido «buenas», señaló. «Esperamos que se confirmen y podamos tener un abastecimiento de agua estable de calidad», concluyó Diego Ibáñez.