"Nos sentimos cabeza de turco, estamos pagando sin ser culpables de la situación"
Para hoy y mañana también han convocado sendas protestas

Las decenas de mesas y sillas plantadas ayer por la mañana en la Albereda Jaume I | PERALES IBORRA / Adrián Gisbert. Xàtiva
Adrián Gisbert. Xàtiva
Bajo nubarrones grises —nunca hubo una metáfora más obvia— y una fina lluvia, cerca de un centenar de hosteleros de la ciudad de Xàtiva, propietarios de bares, restaurantes y cafeterías ahogadas por su situación, plantaron ayer por la mañana sus mesas en la Albereda Jaume I de la localidad en la primera de una serie de protestas nacida del mismo sector, sin ninguna asociación detrás. De la verja que vallaba la entrada a la Glorieta José Espejo colgaron una gran pancarta con su lema: La hostalería y el ocio no matan, dan vida. Ayudas al sector sin condiciones. Y la acera junto al parque se transformó en una suerte de enorme terraza vacía, sin clientes, llena de simbolismo; las cartas y pizarras dispuestas, en vez del menú del día, contenían proclamas («Suspendidos de empleo y sueldo», «RIP Hostelería»…) e imaginativas señas (como un «Menú AntiCovid» cuyos diversos platos narraban las obligaciones que han encadenado al sector desde el inicio de la pandemia). El objetivo, según los portavoces del espontáneo movimiento, era hacer ver a sus conciudadanos las penurias por las que pasa el sector hostelero y reivindicar la reapertura de los establecimientos para igualar sus condiciones a las del resto de comercios.
Ricardo Medina, uno de los hosteleros concentrados que habían organizado la protesta, subrayaba los ya conocidos datos de contagios en bares y restaurantes: «Estamos cerrados cuando somos el sector con un menor porcentaje de infecciones detectadas en nuestro trabajo». Según los datos de Sanidad, solo el 2,3 % del total de infecciones se producen en estos establecimientos. De ahí que el sentimiento que trasladaba Medina era de que los bares y restaurantes han servido «de cabeza de turco». «No creemos que debamos ser nosotros los que paguemos el pato, no somos los culpables de esta situación», incidía Medina, que pedía que se tuviera en cuenta al sector a la hora de imponer las restricciones: «Entendemos que hemos de adaptarnos a los horarios y normativas pertinentes. Lo hemos hecho desde el principio».
Este domingo se cumplirá un mes desde el inicio del cierre perimetral de Xàtiva, 31 días en los que los bares y restaurantes de Xàtiva no han podido alzar la persiana. Todo ello tras un año con ingresos que se han visto reducidos en entre un 60 y un 80 %, según diversos estudios. «Los que han impuesto el cierre creen que en esta situación basta con dar ayudas —señalaba Medina—, con mil o dos mil euros… Si hay locales que cuestan, solo de mantener, seis o siete mil cada mes». Los hosteleros trasladaban casos de bares de la ciudad que ya han tenido que cerrar definitivamente —«dos chavales, que ya están cogiendo naranjas», deslizó Ricardo Medina— y la temerosa certeza de que pronto la lista de despedidas aumentará. La situación es crítica a un nivel casi general: «No puedo estar pagando autónomos, la Seguridad Social, luz y agua... Sin ningún ingreso este mes. Es insostenible», aseveraba Juan Carlos, del bar Nova Raval. Isabel, por su parte, abrió la cafetería La Mala Pécora el 13 de marzo del 2020: «Todo este último año ha sido para pagar gastos», lamentaba. Verónica y Nino tampoco pudieron celebrar la inauguración del Bar Eureka, estrenado aquel fatídico mes. «Duele la comparación con los centros comerciales, por ejemplo», reseñaba la pareja. Gyokchen, de la Heladería Suco’s, subrayaba por su parte las complicaciones de «estar adaptándose al BOE cada dos por tres» para luego acabar cerrando. «Ha sido un año horroroso». Como estos, ayer en la Albereda se reunieron alrededor de ochenta testimonios, hosteleros con su propia historia.
Manifiesto reivindicativo
Tras toda la mañana con los hosteleros montando sillas y mesas, a la una y veinte de la tarde una representante leyó el manifiesto del encuentro, que reivindicaba la hostalería como «uno de los pilares económicos» de Xàtiva y que solicitaba igualar las restricciones en la hostalería al del resto de comercios, un plan de reactivación para el sector y «que ningún bar, cafetería o restaurante se quede atrás» por la pandemia. Las mesas y sillas vacías se quedaron en la Albereda Jaume I; hoy, la protesta de la hostelería local seguirá con un recorrido en coche por toda la ciudad que saldrá a las 19 horas desde el Comerco con destino al ayuntamiento. Y mañana, a las ocho y media de la tarde, sonarán las alarmas los establecimientos setabenses en una protesta más sonora que la de ayer.
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