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Hongos y sequía causan mermas del 50 % en la cosecha de la vid

La cooperativa La Viña espera que las variedades tardías lo compensen

Agricultores realizan trabajos de vendimia en un campo de la Font de la Figuera, en una imagen de archivo | PERALES IBORRA

Como ocurre cada año en tan volátil oficio, las inclemencias climatológicas que han sacudido el territorio en los últimos meses tendrán sus consecuencias sobre el rendimiento del sector agrícola de las tres comarcas. Los productores de uva del triángulo de los Alforins, en plena campaña de recogida desde finales de agosto, avanzan una merma de relevancia en la cosecha, al menos, de las variedades de uva más tempranas, causadas por dos factores: la pronunciada sequía que protagonizó los dos primeros meses del verano, por un lado, y la aparición del oidio, por otro, que ha afectado a hectáreas y hectáreas de plantaciones. Así, son varios los agricultores que, consultados por este periódico, pronostican un descenso de alrededor del 50 % en la producción con respecto al año pasado, un porcentaje que es incluso superior en determinadas zonas de la geografía de Alforins.

Rafael Ribera, agricultor con campos en el término de la Font de la Figuera, es de los que ya está observando cómo la productividad de varias de sus parcelas cae en picado en la cosecha de este año: «Hay haciendas que han pasado de 30.000 a 12.000 kilogramos, otras parcelas más pequeñas que pasan de 2.000 a 700... No es generalizado, pero en el balance final, puede haberse perdido la mitad de la cosecha», lamentaba ayer. La campaña prometía una producción elevada, al menos hasta inicios de junio. Luego, empezó a aparecer el oidio, un hongo también conocido como negrilla que hiberna latente en el interior de la vid, y aparece cuando las condiciones de temperatura y humedad lo permiten. «Hacía unos años que no aparecía —relataba Rafael Ribera—, pero a partir de junio hubo muchas mañanas en las que los campos aparecían inundados en la aurora, que es un fenómeno perfecto para que la negrilla crezca. Ha acabado afectando a muchísimos campos del territorio», señalaba el productor.

La falta de lluvias que reinó entre mediados de junio y principios de agosto se ha combinado con la aparición de la negrilla y ha redundado en el descenso de la producción, en este caso, al provocar que la uva no engordara. Así lo explicaba Patricio Simó, productor de Fontanars dels Alforins, que reseñaba por su parte mermas del 35 % en la producción de variedades como la syrah, y hasta del 50 % en la cabernet. El rendimiento por hectárea de sus campos se ha limitado aunos 1.400 kilogramos, cuando la cifra óptima se sitúa entre los 5.000 y los 6.000.

Mejor perspectiva en la Viña

Desde la Cooperativa Vinícola La Viña, de la Font de la Figuera, confirman también descensos relevantes en las variedades tempranas de la uva a nivel general. No obstante, el presidente de la entidad, José Fita, hacía hincapié en las esperanzas depositadas en las uvas medias y tardías, beneficiadas por las tormentas que han caído regularmente sobre Alforins desde la segunda quincena de agosto. «La DANA del 2019 pudrió casi toda la cosecha, pero las lluvias de este año han sido generosas sin sobrepasarse. Las uvas han podido ganar kilogramos sin perder la calidad», señalaba. Así pues, calculan que la producción final puede acercarse más de lo esperado a las cifras del año pasado, cuando los socios de la cooperativa fontina recogieron unos doce millones de kilogramos.

Con todo, el mercado de la vid atestigua una tendencia al alza en los precios en estas primeras semanas de la vendimia, fruto, según Fita, de la sequía del verano, que afectó en mayor medida a las zonas de mayor producción vitivinícola del país. El presidente de la cooperativa señalaba que los socios ya están notando este aumento en sus compras, por lo que no tardará en trasladarse a la totalidad del mercado.

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