La compañía que promueve la implantación de un parque fotovoltaico en Aielo de Malferit proyecta invertir 26 millones de euros para instalar 86.190 paneles solares en una superficie de 65 hectáreas dominada por terrenos agrícolas y matorrales. Para poder evacuar la energía generada, Premier Group plantea ejecutar un trazado aéreo de alta tensión de 6,5 kilómetros de longitud y 400 kilovatios de potencia que atravesaría la Serra Grossa, un espacio conformado por importantes áreas de hábitats de interés comunitario. El tendido, que afectaría a tres cauces y barrancos y a tres vías pecuarias, también cruzaría el río Cànyoles y la línea ferroviaria València-La Encina hasta verter la energía generada por la planta en la subestación de Montesa, propiedad de Red Eléctrica de España. Por el camino se instalarían 20 torres de alta tensión en suelo rústico para canalizar la electricidad derivada de otra subestación que tendría que ubicarse en término de Aielo.
Este es, sobre el papel, el resumen del estudio de impacto ambiental que la empresa promotora ha presentado a la Generalitat para obtener los permisos y que acaba de someterse a información pública. El Ayuntamiento de Aielo de Malferit está analizando la documentación, pero su alcalde, Juan Rafael Espí, recordó ayer que se mantiene la suspensión cautelar de licencias para plantas solares aprobada en julio, dejando claro que la ubicación propuesta por la compañía no es del agrado del consistorio y abogando por reconducir el proyecto.
La instalación diseñada por Premier Group se llama Montesa III y es la única que la empresa mantiene de las tres plantas que proyectó hace un año en Montesa. A las otras dos tuvo que renunciar en mayo «por incompatibilidades con el terreno». La firma quiere desplazar la tercera a terreno de Aielo manteniendo las infraestructuras de evacuación de la energía ya planificadas con anterioridad, pero se ha encontrado con el mismo rechazo vecinal con el que se topó en la localidad de la Costera, puesto que se han recogido miles de firmas contra el proyecto. La presidenta de la Associació per a la defensa del territori i el medi ambient, Lidia Esplugues, dirigió ayer un escrito al ayuntamiento para pedirle que «cumpla lo pactado» y que proteja el paraje del Pi Cairent, un enclave de un enorme valor simbólico para el municipio que se vería afectado por la actuación. «Es el pulmón de Aielo», advierte Esplugues.
El camino de Cairent es precisamente el que la promotora quiere emplear como acceso al futuro parque fotovoltaico. Sería, además, la vía de entrada para los camiones encargados del transporte de toda la maquinaria necesaria para las obras de construcción de la planta, que se prolongarían durante 12 meses. En el enclave también se prevén instalar tres torres de alta tensión.
La subestación que se contempla ejecutar en las inmediaciones de la planta de Aielo ocuparía una superficie de 6.663 metros cuadrados. Será el punto de partida del trazado de alta tensión, que en la mayor parte de su recorrido (5,6 kilómetros) discurrirá por el término de Montesa, donde se proyectan torres de alta tensión en las partidas de la Balseta Rocha, Coves Blanques o les Carrasquetes. El estudio ambiental presentado por la empresa subraya que la línea propuesta busca evitar la afección a la red hidrográfica y al espacio natural protegido del Barranc de la Fos en la medida de lo posible. El trazado sobrevolará áreas de matorral y circulará el paralelo con el gasoducto subterráneo que atraviesa la misma zona.
Bordea el Barranc de la Fos
De las tres alternativas de línea aérea examinadas por la empresa, la planteada es -según defiende la promotora- la única que no llega a tocar el paraje del Barranc de la Fos (lo bordea), la «más respetuosa con el medio» y la que mejor accesibilidad presenta, pese a registrar «cruzamientos con diferentes elementos de medio natural». Entre las parcelas afectadas hay algunas que son propiedad de los ayuntamientos de Aielo Malferit y Montesa, la Conferdración Hidrográfica del Júcar o la Conselleria de Medio Ambiente. La empresa sostiene que llevará a cabo una vigilancia ambiental que velará por la correcta aplicación de las medidas preventivas, correctoras y compensatorias. También valora el riesgo de incendio de la planta solar, aunque sitúa el peligro en un nivel medio-abajo.
El vallado perimetral de la instalación fotovoltaica tendrá una longitud de 14.458 metros. La promotora mantiene que su puesta en marcha evitará cada año la emisión de 22.781 toneladas de CO2 a la atmósfera. La vida útil del parque solar se estima en tres décadas.
