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Hasta la sombra es traicionera

Hasta la sombra es traicionera

Desde la famosa foto de Colón, con la derecha en pleno y la derechita cobarde igualmente con ganas de marcha, no se habían encontrado quienes a la mínima que pueden se apropian de banderas, símbolos, consignas, decálogos más o menos veraces y algunos más falsos que los dos euros que llegan de Thailandia. La lucha por encabezar la manifestación de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado ha sido tan desigual que los vencedores han sido vencidos por sus propios compañeros de viaje. No te puedes fiar ni de su sombra, cuando la sombra es traicionera y ya no valen excusas si se trata de arañar unos centenares de votos vomitando insultos y discursos en negro sobre blanco.

El hecho de que PP, VOX y Cs acompañen a policías y guardias civiles apropiándose de las reivindicaciones de aquellos -cuya carga ideológica en el manifiesto demuestra bien a las claras con quien comparten la mesa y el mantel- viene a demostrar una vez más que su ideología política es tan parecida que apenas unos pocos flecos los distinguen. Que PP y Cs blanqueen de esta manera el fascismo de quienes no condenan la violencia sobre las mujeres les mete en el mismo saco de quienes viven anclados en el pasado. Los gritos de «Viva España» y la apropiación indebida de una bandera que huele a demasiada derecha, no hace sino dar rienda suelta a los que han vivido de los chiringuitos con el dinero de todos, y quienes no dudan en mentir descaradamente en el tema de la inmigración, la ley trans, aborto, eutanasia o memoria histórica.

Esos mismos que hablaban de que se conseguían subvenciones para desenterrar a los muertos, enterrados en las cunetas de un país que nunca volverá a la normalidad mientras no se firme la paz dejándoles descansar de una vez todas en el sitio donde merecen. ¿Quién dijo lo de los muertos y las subvenciones? Pues un señor popular que escribe el decálogo de la derecha más reaccionaria y llena de odio. Acciones como estas demuestran que el odio aflora todavía en algunos sectores de la política. La concordia está muy lejos de ser una realidad.

La manifestación de policías y guardias civiles se basa en un principio de una tremenda fuerza ideológica, incluso por el hecho de que muchos de los manifestantes acudieron con pasamontañas para ocultar su rostro. No es cierto que las fuerzas de seguridad queden indefensas con la supresión de la ley mordaza. Simplemente se pretende volver a una normalidad democrática. ¿Fue normalidad democrática las manifestaciones del «procés» en Catalunya? ¿Fueron legales las cargas policiales en aquel estado de media excepción? ¿Es normal que el líder de los populares exija la aplicación del 155 en materia educativa y lingüística? ¿No vuelve a aparecer el odio cuando se exige un castigo al catalán y se consienten las barbaridades sanitarias y colocación de amigos a la carta en la persona de la presidenta madrileña? Una buena taza de tila no estaría mal en algunas ocasiones para dejar de soñar con que mañana habrá elecciones. La realidad es mucho más sencilla y es que un gobierno gobierna y lo hace con una carga social como nunca ha existido. ¿Se debe romper la voluntad democrática o tal vez haga falta una limpieza a fondo de quienes hacen una oposición copiando los métodos del sheriff del condado?

Pues eso, una buena taza de tila acompañada de un tapa borgiana en Gandia con motivo de la feria Borja, un evento que ha venido detrás del de Xàtiva, que pretende volver a relanzar una vez más a la familia más universal como motor de turismo, con el apoyo de la Conselleria de Turismo, que por cierto no dijo ni mu sobre estos eventos en la feria Intur de Valladolid, donde plantaron una barraca de esas que ya no quedan en «l’horta de València» y repartieron folletos con las bondades playeras de Cullera, la propia Gandia y Sagunt. ¿Y eso fue todo? Pues sí. No hubo para más: las clases son las clases y las manifestaciones las manifestaciones, aunque huelan a nostalgia del pasado.

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