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Un "catastro" encuadernado en vitela para describir la economía de la Font de la Figuera en 1875

Técnicos del Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació restauran uno de los tomos más antiguos del archivo municipal

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Restauran el libro de amillaramiento de la Font de la Figuera datado en 1785 Levante-EMV

Identificar al dueño de una parcela de terreno concreta es una tarea bastante fácil con la tecnología actual. Solo hace falta acudir a la oficina del catastro. Incluso, se puede realizar una búsqueda temática delante del ordenador si se cuenta con las herramientas adecuadas y se sabe dar con la información concreta. Sin embargo, no siempre ha sido así. La organización de la información ha sido desde antaño uno de los pilares de las instituciones. Y los archiveros se han adaptado a la tecnología con la que contaban en su tiempo. Por ello, en el siglo XVIII los libros de amillaramiento eran los catastros de la época. Hablamos de volúmenes en los que se compilaban las diferentes señas de cada uno de los propietarios de una localidad. En el archivo municipal de la Font de la Figuera contaban con uno de estos almanaques, que databa de 1785. Elaborado en pergamino y encuadernado en vitela, su estado no era el mejor. Por ello, el consistorio realizó una petición formal a la conselleria de Cultura para que los técnicos del Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació ( IVCR+i) otorgaran nueva vida a sus páginas. La tramitación duró dos años y el tomo fue finalmente enviado el pasado mes de noviembre. A principios del presente mes de enero llegó restaurado hasta el ayuntamiento de la Costera. "Fue como un gran regalo de reyes", expone Irene Vila, concejal de Cultura y Patrimonio de la Font de la Figuera. La responsable municipal explica que se trata de uno de los volúmenes más antiguos que hay en el archivo: "Se trata de un informe que se realizaba por parte de los ayuntamientos, en el que se detalla la riqueza de los contribuyentes. Se destaca el nombre del cabeza de familia, la localización y el número de sus parcelas, los usos que les daba, etc".

"No hay un tomo de cada año, pero sí hay bastantes en el archivo. El de 1785 es el más antiguo. Era su única forma de contar con una base de datos y recopilar la información. Entonces el principal fin era estudiar la propiedad de la tierra, ahora nos viene muy bien para las búsquedas relacionadas con la genealogía". El volumen está escrito en pergamino y encuadernado con guardas realizadas en vitela. Cuenta con un cinto de piel con hebilla. Vila explicó que "hablamos de un tomo que tiene mucho material orgánico que se degrada con el tiempo, su estado de conservación no era el mejor. Estaba bastante deteriorado".

Pequeños insectos, manchas de humedad

Los técnicos del IVCR+i han restaurado un libro encuadernado sin adhesivos. Apuntan que "en origen se presume que los cuadernillos debían estar unidos a la cubierta por medio del cosido de archivo, sin embargo en la actualidad éste se ha perdido y se encuentran sueltos. El número de orificios practicados en el lomo del pergamino no se corresponde con el número de cuadernos sueltos que existen ahora". "Los daños más destacables derivan de la ausencia de protección y unidad estructural que en su origen otorgó la encuadernación al volumen. También es destacable la suciedad ambiental depositada en la superficie así como las grandes concentraciones de residuos orgánicos procedentes de pequeños insectos que junto a las manchas de humedad y deformaciones de la cubierta de pergamino han afectado internamente al cuerpo del manuscrito debilitándolo mediante la aparición de microorganismos", exponen.

Durante el proceso de limpieza mecánica se trabajaron de manera separada las zonas afectadas por microorganismos y las que meramente poseían suciedad y manchas, con aspiración mediante el uso de una campana de succión. "Los cuadernos se revisaron, alisaron y reintegraron según sus necesidades puntuales. En algunos casos se reintegraron con pulpa mecánica y en otras mediante injertos con papeles japoneses de características similares a los originales. Una vez intervenidos se les aplicó una solución de propionato de calcio para mejorar su futura conservación", comentan los expertos.

A su vez, apuntan que la cubierta de pergamino se limpió y alisó mediante un sistema de aplicación de tensiones puntuales controladas con pequeños imanes: "Los cuadernos acabados se cosieron con una costura del tipo archivo, imitando la original. Finalmente se repuso el fragmento perdido del cinturón de cierre tal y como se contemplaba en la propuesta de intervención", apostillan.

Desde el ayuntamiento explicaron que sus intenciones pasan por custodiar la oba en el archivo municipal antes de organizar una presentación pública: "El contexto sanitario ahora no es el ideal para estos actos. Cuando la situación se normalice expondremos el libro de amillaramiento junto al facsímil de la carta de poblament", explica Vila.

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