Ocurrió ayer sobre las doce de la noche en la calla Rondalla de Rondalles de Ontinyent. Una patrulla de la Policía Local observó a un conductor realizando maniobras extrañas, por lo que decidieron detenerlo. Al parar el vehículo, se le requirió la realización de la pertinente prueba de alcoholemia. El resultado no dio lugar da dudas, ya que en la primera prueba cuadruplicó el límite legal de 0,25 mg/l en aire espirado o de 0,5 g/l de alcohol en sangre . En la segundo intento lo triplicó, ya que dió 0,92 miligramos.

Así, los agentes instruyeron las correspondientes diligencias y le pidieron toda la documentación necesaria. Fue en esos momentos cuando confirmaron que el detenido circulaba con un permiso de motocarro que no le habilitaba para ir a los mandos de un turismo y, encima, la documentación referente a la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) estaba caducada. También fue denunciado por estos dos últimos aspectos.