Un mancha más en el agujero negro de la violencia de género, una lacra social contra la que aún queda mucho trabajo por hacer. Una mujer cayó desde el balcón de un segundo piso el pasado viernes cuando intentaba escapar de su pareja sentimental, que la había agredido previamente. Huyó para poder salvar su vida, para que su maltratador no acabara matándola.

El triste episodio tuvo lugar en un bloque de pisos de la localidad del Palomar, una pequeña población de la Vall d’Albaida que no llega a los 600 vecinos según las estadísticas oficiales y que aún se encuentra conmocionado por lo ocurrido hace 96 horas.

La víctima intentaba desengancharse para llegar al balcón de la residencia de abajo por el acceso exterior cuando perdió el equilibrio y acabó precipitándose sobre la baca de una furgoneta aparcada en la calzada. La altura del vehículo amortiguó —en parte— los efectos de la caída.

Previamente, la mujer había sufrido cortes en las piernas y varios intentos de estrangulamiento por parte de su atacante.

Alertados por los gritos procedentes del piso de arriba, los vecinos de las viviendas colindantes llamaron a los teléfonos de emergencia y hasta el lugar de los hechos se trasladó un equipo sanitario en una ambulancia y una patrulla de la Guardia Civil de Albaida. La mujer acabó en el hospital para ser tratada de sus heridas y su agresor ingresó en prisión provisional el domingo, tras pasar a disposición del juzgado de guardia. Esta semana está previso que pase de nuevo por los juzgados.

Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, el atacante tiene 27 años de edad y cuenta con numerosos antecedentes policiales.

Actitud agresiva

Las fuentes consultadas relatan a este periódico que el varón se mostró muy agresivo durante el arresto, llegando a intentar atacar a la patrulla, por lo que también se le imputa un delito de atentado contra agente de la autoridad.

Y la cosa no se quedó ahí, ya que también quiso robarle la pistola a uno de los agentes que se personaron en el domicilio. Sin embargo, no pudo hacerse con el arma gracias a la reacción de la patrulla.

Según los testimonios de los vecinos del pueblo, la pareja llevaba viviendo menos de un semana en esta pequeña población de la comarca de la Vall d’Albaida.

Alquilaron el segundo piso de un edificio emplazado en el número 2 de la calle Francesc Reig Cerdà, una arteria cercana a la iglesia de la localidad.

Al parecer, transportaron sus enseres en cajas durante toda la semana para acondicionar su nueva vivienda, para la que habían formalizado previamente un contrato de alquiler.

Ayer, los pocos transeúntes que andaban por las tranquilas calles del pueblo aún recordaban lo acontecido el pasado viernes: «Los conocemos muy poco, ya que no llevaban ni siete días viviendo aquí. A primera vista, parecían tranquilos, pero luego pasó lo que pasó», declaró una residente de una vivienda cercana. Otras vecinas declinaron dar cualquier información: «Ya lo pasamos bastante mal, fue muy gordo y muy feo lo ocurrido como para volverlo a contar».

«Los gritos se escucharon durante horas»

Los acontecimientos se sucedieron durante la tarde-noche. Según relatan los dueños de viviendas cercanas, la discusión duró varias horas y los chillidos se oían desde la calle. Los testimonios apuntan que los gritos de ambos, hasta llegar al desenlace, que tuvo lugar antes de las doce de la noche. Algunas versiones apuntan a que la mujer avisó varias veces de sus intenciones de salir por el balcón del piso, ya que al parecer el arrestado no la dejaba hacerlo por la puerta principal, que había cerrado previamente. Los investigadores de la Guardia Civil ya han reconstruido lo sucedido y han entregado el atestado en el juzgado.