Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

DIMARTS MERCAT

La viña de los corruptos

La viña de los corruptos

La llegada del monarca más corrupto y más sinvergüenza, aparte de mangante y defraudador fiscal, más otros adjetivos que le acompañan y le acompañarán siempre, junto a un séquito de guardaespaldas y una movilización de policía nacional y guardia civil, —con cargo a los presupuestos del Estado— , no ha dejado lugar a dudas de cómo se comporta una clase política determinada, que representa a un sector de la sociedad determinado, ante situaciones vergonzosas como el recibimiento a este individuo que se ha convertido en un show, pero que lo peor es que se haya burlado de todo un país, marcando los tiempos de su bochornosa visita de coste indefinido, que además amenaza con repetir el próximo mes y en los próximos años.

Díganme quién de ustedes tiene 65 millones para regalar a su «novia» por los favores recibidos, y eso parece que se ha olvidado, y el tipo vuelve con honores y brillantes recibimientos después de haber cobrado comisiones millonarias escondidas y a buen recaudo. En el circo de Gaby, Fofó y Miliki no se habían visto de más gordas, blanqueando al emérito y diciéndonos a la cara lo estúpidos que somos consintiendo estas aberraciones. Que la Justicia le haya «perdonado» sus correrías no significa que no tenga que dar explicaciones de haber sido un defraudador fiscal, y de cómo tenía la cara tan dura de cada navidad pedir ejemplaridad por la pequeña pantalla, mientras que él escondía sus abultadas mordidas en la banca suiza.

Vuelve el emérito después de dos años en la dictadura de los Emiratos y vuelve para divertirse un rato en las regatas de Sanxenxo, con jet privado y azafatas de su gusto, que le dan el pan y la sal besándole los pies por lo que significa para la localidad a nivel publicitario. Vuelve y anuncia la Casa Real que se verá con su mujer en un nuevo desprecio y desvergüenza hacia quien fue —y es— su esposa. ¿Se puede ser más caradura? Es de suponer que la reina emérita tendrá una alegría inmensa y un placer indescriptible al encontrarse con el autor de «lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir». Y hasta luego. Vuelven a convertir a su mujer en un «florero», ante lo cual el gobierno tendría cosas que decir y dejar las cosas claras con el defraudador.

En estos tiempos que corren, usted y yo nos equivocamos 14 euros en la declaración de la renta y de inmediato recibimos una carta con acuse recibo y ventanilla negra que nos anuncia que han detectado la irregularidad y tenemos 15 días para subsanarla. Somos el grupo del error de 0 a 100 euros que al final pagamos religiosamente y pedimos disculpas. Y luego están los de los centenares de millones escondidos y defraudados que pronto quedan absueltos del pecado, se les prescriben las deudas, se les reconoce el robo y el escondite y se cierra el expediente. Son el grupo de los tipejos sin moral.

El emérito, aún a riesgo de romperse otra cadera como en la cacería de elefantes, hace correr la voz de que navegará y el pueblo llano aplaude la ocurrencia con fervor y le perdonan hasta lo imperdonable blanqueando todo lo negro que se ha llevado.

Si puede volver porque no hay cargos contra él, entonces habrá que pedirle que el próximo viaje venga repatriando los millones que tiene escondidos y dejar de dibujar esa sonrisa estúpida de delincuente (presunto). ¿Explicaciones de qué? Afirmó el campechano. Y los de Sanxexo felices y pagados, pero como dijo Ximo Puig: «aquí en la Comunitat preferimos ser conocidos por el Benidorm Fest o los Goya que por la visita del emérito».

Pues oiga, ya que estuvo por aquí en la meseta, se le hubiese podido invitar a visitar a su colega Felipe V colgado boca abajo para comparar fechorías de uno y de otro, y de paso volver al viejo tema de que si pedía perdón el cuadro volvería a su posición original. Eso hubiese sido tremendamente fácil: !lo siento, me he equivocado! y ale, perdón entregado a los setabenses. A partir de ahí, trípticos de colores, promoción turística y prepararle un palacete de esos que se están cayendo en la calle de Montcada para que se sienta muy a gusto. Buscarle unas cuantas novias y ya tenemos el plan organizado para los próximos años en materia turística.

El último párrafo es la inocentada de mayo que, con el calor que se nos está viniendo encima, hace que confundamos las estaciones del año. Aunque todo es posible en la viña de los corruptos. Incluso este calor tan anormal.

Compartir el artículo

stats