“No se puede entender la historia y la realidad de Xàtiva sin la Seu y la Colegiata”. Así de contundente se expresa José Canet, abad de la Colegiata de la capital de la Costera; junto a la fotografía que captó el descenso de la campana María en 1998 y que se incluye en la exposición por el 150 aniversario de Levante-EMV, que se expone hasta el domingo en l’Albereda de la ciudad.

Desde que Benedicto XIII decretó la creación de la Colegiata de Xàtiva, su desarrollo – así como el de la construcción de la Seu - ha estado marcado por los hechos históricos acontecidos en la ciudad. La suerte de una ha estado ligada, irremediablemente, a la de la otra.

La decisión de construir el templo – un “monumento extraordinario” según su abad - nació de las aspiraciones de la ciudad de rivalizar con las grandes ciudades en la época de máxima proyección de Xàtiva, durante los siglos XV y XVI. “Su planta es más ancha que la de la catedral de València. Es una construcción que da un gran esplendor a la ciudad”.

Fue una época en la que la Colegiata aspiró a convertirse en catedral con reiteradas peticiones entre finales del siglo XV y principios del XVI; y un último intento en 1760, frustrado “desde València”. Sin embargo, con el paso de los siglos, la aspiración catedralicia de la ciudad ha quedado, según su abad, en “un movimiento muy reducido”, puesto que la mayoría de los setabenses “no comparten esa frustración”.

Los hechos históricos acontecidos en Xàtiva también han sido los responsables de “atropellada” construcción. Las obras de la iglesia, declarada Monumento Nacional en 1931, se han visto interrumpidas, entre otras, por la epidemia de la peste (1645) y por la destrucción e incendio de la ciudad, llevada a cabo en 1707 por los seguidores de Felipe V tras la caída de la ciudad durante la Guerra de Sucesión Española.

Fruto, también, de la “caída en desgracia” de la ciudad es su inacabada construcción. El proyecto original incluía una segunda torre, así como una “grandiosa” fachada principal. El abad lo lamenta: “Xàtiva podría ser esplendida, pero faltó y falta financiación”.

Reivindicaciones

La falta de liquidez sigue siendo uno de los problemas de la Colegiata y Seu de Xàtiva; especialmente, porque “mantener un monumento así es muy complicado”. Más aún, cuando la economía de la Seu “vive de las limosnas de los feligreses”.

Entre las necesidades más acuciantes, el abad señala la reparación del tejado – ya invirtieron 20.000 euros hace dos años, aunque insuficientes -, el cambio a iluminación led y la reparación de dos de las campanas – Jesús y Miquel – que “restan armoniosidad” y convierten el repicar de campanas en “un desgavell”.

Mucho más que una iglesia

Más allá de su impronta religiosa, la Colegiata de Xàtiva se reivindica como “una institución pionera por despertar la inquietud social y descubrir la historia”, confiesa su abad; quien afirma, rotundamente, que “la iglesia tiene que ser abierta; no solo un espacio para celebrar la fe, sino tener una mirada a la cultura y realizar una aportación constante para que la gente descubra el papel y la trascendencia que esta sede ha tenido en la historia”.

Prueba de ello es el extenso patrimonio artístico, cultural y documental que atesora el edifico y que recibe la visita anual de miles de personas; con el regalo añadido de disfrutar de las vistas de la ciudad, “una de las experiencias más bonitas que he vivido”.

Tras siete años siendo el abad de la Colegiata, José Canet concluye con satisfacción: “Tengo la suerte de gestionar un centro de un valor cultural impresionante”.

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Procesión en el interior de la iglesia la Seu en Xàtiva Levante-EMV