Una atronadora explosión de sonido ha detenido esta tarde el tiempo en el corazón de Ontinyent. Durante cinco minutos solo había emociones a flor de piel, recuerdos evocados, pieles de gallina y éxtasis por el reencuentro de toda una ciudad con un himno silenciado durante 1.098 días por la pandemia que pone el colofón a la Entrada de Bandes y abre paso a los días más grandes de los Moros i Cristians.  

Los acordes de «Chimo» retumbaron de nuevo interpretados al unísono por 24 bandas al completo que, como si se fusionaran en una sola, movilizaron un torrente de un millar de músicos bajo la atenta escucha de la multitud congregada para captar el mágico momento, largamente esperado por los componentes de las comparsas de Moros i Cristians, que lo saborearon como si fuera la primera vez, como quien sabe que nunca volverá a vivir nada igual, aunque con un ojo puesto en el cielo y los dedos cruzados por si llovía. «Es algo que no se puede explicar con palabras», resumía un cargo festero.

Al frente de la colosal formación musical se ha situado el laureado director Jaume Santonja (Bocairent, 1986), que llevaba tres años esperando para coger la batuta y que desde que fue escogido para el desafío no ha dejado de engrosar un espectacular currículum forjado en orquestas nacionales y europeas de primer nivel, como la Orchestra Sinfonica di Milano, en la que se estrenó en esta temporada como principal director invitado. 

La multitudinaria interpretación de "Chimo" en Ontinyent. Perales Iborra

Antes de hermanarse gracias a la marcha mora del maestro José María Ferrero, las bandas han competido entre sí desfilando con sus mejores galas y dando lo mejor en un concierto itinerante de pasodobles por las calles de Ontinyent a un ritmo trepidante, más veloz  que en otras ocasiones, quizás por las ganas que tenían los músicos de retomarlo o quizás por la amenaza de lluvia. Algunas piezas se han estrenado este año y otras tenían más de un siglo de vida. 

La primera agrupación en llegar a la Plaça Major, al filo de las 18.30 horas, ha sido el Grup Musical d’Albaida, ligado a la capitanía cristiana de este año, ostentada por la comparsa Llauradors. Interpretaron el pasodoble «A la terra», compuesto en 2020 por Vicent Bernabeu. Los músicos comenzaron a aglutinarse ante el imponente Castell de Festes, a los pies del cual los abanderados de los conjuntos musicales que ya habían desfilado sujetaban los emblemas de sus bandas mientras el resto de formaciones se detenían justo enfrente para interpretar por última vez sus piezas elegidas para la ocasión. Al terminar, los integrantes se daban la vuelta perfectamente sincronizados mientras recibían la ovación del público. Después de las 12 bandas vinculadas a comparsas cristianas, les tocó el turno a las doce moras, mientras la plaza se iba abarrotando tanto de músicos como de espectadores. 

Pero como en todo concurso solo puede haber un ganador y hoy el gran premio concedido por el jurado de expertos ha ido a parar para la Agrupación Musical Agullent, que ya obtuvo en 2019 la mención de honor a la mejor interpretación del pasodoble y que este año ha repetido el mismo galardón, tras recopilar 166 puntos. La formación musical acompaña a la comparsa Bucaneros y está dirigida por José AntonioCasanova. Interpretó el pasodoble «Julio Pastor», de Armando Blanquer.