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El atleta de Ontinyent Vicente Gandia triunfa en el Triatlón de Antella

Se alza con el primer puesto de la categoría absoluta, aventajando en casi dos minutos al segundo clasificado y firmando registros de mérito

Vicente Gandia Revert, después de la prueba de natación y antes de entrar en boxes. César March

El deportista de Ontinyent, Vicente Gandía Revert, fue el ganador del Triatlón de Antella en la categoría absoluta el pasado sábado. La cita vivió su trigésimo primera edición y congregó a más de 300 atletas. El representante del club Isbilya-Sloppy Joe’s completó la natación en 16 minutos y 25 segundos, con una media de 1:13 minutos cada 100 metros.

Después voló a lomos de su bicicleta a una media de 37 kilómetros por hora, una salvajada si se tiene en cuenta que se deben subir dos puertos (el de Navarrés y el de la Escalona, hasta el pantano de Tous), en lo que representa quizá el triatlón más duro del calendario valenciano. 

Por último, corrió los 8’2 kilómetros de carrera a pie en 27 minutos y 46 segundos, a una media de 3:23 minutos el kilómetro. Registros de mucho nivel. 

«No es profesional pero va camino de serlo. Su progresión es absolutamente magnífica», apuntó sobre su actuación el tres veces campeón en Antella, Jordi Pascual. Aventajó en casi dos minutos a Miguel Fuentes Martínez, del Triatlón Castellón; mientras completó el podio Joan Colino Calomarde, del ANB Bodegas y Viñedos Labastida Triatlón Club. 

La mejor de las mujeres fue Natalia Bermúdez, del ANB Bodegas y Viñedos Labastida Triatlón Club, completando el podio Cristina Roselló Prats y Teresa Ribes Momparler. También ellas completaron la cita con unos registros extraordinarios, nadando más o menos a 1:30, volando con la bicicleta por encima de los 30 kilómetros por hora de media y corriendo a poco más de 4 minutos el kilómetro.

Una crónica deportiva siempre se queda corta en el triatlón ribereño. Porque difícilmente, por culpa del espacio, recoge los nervios, la tensión, la presión o la emoción que se vive en una prueba deportiva diferente. Particular por su exigencia, especial por su exclusividad. Todo ello la convierten en el cénit de la temporada para muchos y muchas triatletas, por lo que en juego está mucho más que un bonito recorrido. Está la evaluación del trabajo realizado, el reconocimiento de los demás, la superación. Está la exigencia de rentabilizar las horas de entrenamiento invertidas durante meses, concentrar en una prueba todo aquello que se ha querido mejorar. Y no es fácil, porque cada triatlón es un mundo y muchos matices pueden intervenir para echarlo todo a perder. Una salida acuática caótica donde se pegan buenos guantazos por copar las primeras posiciones, un circuito ciclista peligroso que destroza las piernas en las subidas y obliga a arriesgar (y mucho) en las bajadas, y una carrera a pie solitaria en medio de huertos en la que salen a relucir todos los dolores acumulados y un cansancio desconocido. En medio, transiciones en las que se puede perder mucho tiempo. Todo debe estar entrenado o todo se va al traste en segundos. 

De nuevo se volvieron a concentrar, en los aledaños de l’Assut, miles de personas para presenciar de primera mano el triatlón, uno de los eventos deportivos más importantes de la comarca ribereña y que exige de la implicación de cientos de personas en la organización. Este año se tuvo que desplazar a septiembre por la negativa en la ocupación de los viales en el mes de julio.

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