La obra fue pintada en el siglo XVI y, aunque formaba parte del patrimonio del convento del Portal Fosc de Xàtiva, durante décadas se dio por desaparecida como consecuencia de los asaltos a los templos religiosos perpetrados durante la Guerra Civil. Una creencia que se demostró errónea en 2016, cuando el historiador del arte Josep Lluís Cebrián reveló que la mayor parte del Retablo de los Principados había sobrevivido a los estragos de la contienda y se conservaba en manos privadas. Seis años más tarde, el especialista ha revelado las conclusiones de un estudio que desmonta otra hipótesis en torno a esta gran pieza artística.
Aunque hasta el momento nadie había puesto en duda la autoría del retablo atribuida en la década de 1980 al Maestro de Alzira, Gaspar Godos, el nuevo material al que ha podido acceder Cebrián ha permitido al experto descartar tajantemente esta afirmación. Godos fue señalado como el artífice de la obra en base a la única fotografía que se disponía de la pintura, pequeña y en blanco y negro, publicada por los autores M. Díaz y A. Padrón, en la revista Archivo Español del Arte. Hace unos meses, sin embargo, el historiador del arte de Xàtiva tuvo la oportunidad de estudiar minuciosamente una serie de fotografías más recientes, a color y de resolución suficiente, que le conducen a situar el Retablo de los Principiantes en la órbita de determinadas piezas de calidad atribuidas a Onofre Falcó, una de las figuras más relevantes de la pintura valenciana del siglo XVI y perteneciente a una importante dinastía de artistas. A la identificación también ha contribuido la intervención hecha sobre la tabla, sometida a un proceso de limpieza y reintegración de las cuencas vacías de los ojos de los personajes, tras los daños que sufrió la misma en los convulsos años 30.
El nuevo material fotográfico al que ha podido acceder Cebrián ha permitido al experto descartar la autoría de Gaspar Godos
A juicio de Cebrián, "el estilo y la pincelada de los Principados pertenece claramente al mismo registro de algunas obras vivarachas que en los últimos años se han atribuido a Onofre". Falcó ocupó el cargo de pintor de la Generalitat, aunque su producción no es muy abundante y se basa principalmente en atribuciones. Entre sus obras más conocidas se encuentran algunas tablas del retablo mayor de la parroquia de San Esteban de Valencia, un encargo que fue concluido por Juan de Juanes. Las piezas se conservan en el citado templo y en el Museo Nacional del Prado, donde se encuentra la de "San Esteban ordenado como diácono".
Abandonó el convento en 1931
Según expone Cebrián, el retablo de los Principados abandonó el convento de la Consolación de Xàtiva en los meses posteriores al 14 de abril de 1931. Tras la proclamación de la II República, las monjas decidieron depositar su patrimonio artístico y los elementos de valor del templo en algunas casas de terratenientes de confianza de los pueblos de las inmediaciones, con la autorización previa del Arzobispado. De este modo, cuando en julio de 1936 el convento fue asaltado después del golpe de estado de las derechas, las obras de valor se encontraban a varios kilómetros de los muros del cenobio, escondidas en domicilios privados.
El historiador del arte hace hincapié en que despojar al Maestro de Alzira de la autoría del retablo de Xàtiva "no le resta a la obra ni interés ni mérito". "Aun así —señala— Onofre Falcó y su producción continúan todavía a la sombra del olvido —siempre interesado, siempre injusto, siempre ignorante—", puesto que "en realidad apenas se conoce ni el pintor ni la obra, de forma que hay mucho trabajo por hacer para delimitar con tino la producción del artista", cuyo corpus de obras atribuidas "es todavía incoherente", incide Cebrián en un texto publicado en el blog "Art i Patrimoni" . El especialista cree que el retablo de los Principados sería unos diez años anterior al retablo del Calvario de Estivella (1538), en el que la calidad de la pincelada del autor "habría aumentado considerablemente". Otra obra que también subraya el experto de Falcó posterior a los Principados sería el retablo de Cristo de la Buena Muerte, situado en una capilla de la girola de la Seu de València. "La escultura de Cristo tiene de fondo una tabla de Calvario de mucha calidad artística que ha recibido atribuciones dispares, pero que yo considero próxima a la producción más excelsa de Onofre Falcó", zanja.