Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La pérdida del 75% de la cosecha del caqui remata el año más negro para los agricultores de la Vall

Las expectativas del cultivo empeoran tras el verano y las pérdidas se disparan al no cubrir el seguro buena parte de las mermas sufridas por los productores, que encadenan varias campañas aciagas en este 2022

Campos de caquis con poca producción PERALES IBORRA

"Este es un año para olvidar. Otro igual y acaba con nosotros". Así resume el productor de Otos Olegario Olivares las sensaciones que se viven en el campo por la concatenación de malas campañas en un escenario especialmente aciago por el incremento de costes. Cuando los agricultores todavía no han terminado de digerir la desastrosa campaña de la fruta verano, que se ha saldado con una producción testimonial muy alejada del promedio anual, el sector afronta una cosecha del caqui también bajo mínimos, con unas expectativas todavía peores de las que se manejaban antes del verano.

En junio, las previsiones manejadas en la comarca en base a las estimaciones de cooperativas y productores apuntaban a una merma de la producción de entorno al 50% respecto a un año normal. Tres meses después, sin embargo, el sector ya da por hecho que se ha perdido el 75 % de la cosecha, en función de las comprobaciones desplegadas en la inmensa mayoría de los campos de la Vall d'Albaida con el fruto ya en un estado avanzado de maduración. En ningún otro territorio de la Comunitat Valenciana el caqui ha sufrido tanto el impacto de la climatología adversa durante la fase de floración. De media, la reducción en la autonomía se cifra en el 55 %. Y lo peor es que el seguro no está cubriendo una parte importante de la bajada de la producción que los propietarios no han podido incluir dentro de los daños reclamados por las heladas, lo que les está abocando a importantes pérdidas.

"Parecía que iba a haber algo más de cosecha, pero conforme han pasado los días se ha comprobado que no", explica Olivares, que tiene fruta de verano, cítricos y olivos además de caquis. "Hay parcelas que no florecieron pero Agroseguro no se quiere hacer cargo porque no puede demostrarse que toda la merma sea por el frío. Al final nos quedamos sin cosecha y sin nada, se nos ha complicado la situación una barbaridad", lamenta el también delegado de La Unió en la Vall. Desde las universidades están realizando estudios para determinar a qué se debe la mayor pérdida de producción registrada en esta comarca, pero lo que Olivares y otros productores piden son "soluciones económicas". "Si a la poca cosecha del caqui le sumas la merma en la naranja y que casi no hay producción de olivos, es un gran desastre", profundiza.

Aunque los precios que está ofreciendo el comercio han subido -alrededor de un 14% respecto a la pasada campaña según La Unió-, ni de lejos compensan los costes de producción de los agricultores, que este año se han disparado. "Las explotaciones no son sostenibles si no haces kilos", mantiene el también productor de Bèlgida Paco Benavent, para quien una de las consecuencias negativas de la ruinosa campaña será que habrá agricultores que dejen de practicar tratamientos en sus cultivos, en un momento en el que los fertilizantes se han encarecido más de un 100%, con el riesgo de futuras plagas que ello conlleva. Además de haber bajado -por segundo año consecutivo-, la cosecha del caqui de este año está "desequilibrada", con calibres pequeños en buena parte de los frutos que dificultan su salida en el mercado. Lo mismo ha ocurrido con la fruta de verano: se han liquidado pocos kilos y de poca consistencia, con una calidad en muchos casos sin recorrido a la hora de su comercialización. "Para los agricultores este va a ser un año de 24 meses", sintetiza Benavent recogiendo la misma idea que expresaba Olivares en el primer párrafo.

Compartir el artículo

stats