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La ruinosa cosecha de la miel empuja al abandono del sector apícola: "Solo sacamos para gastos"

Los apicultores de la Costera, la Canal y la Vall sufren mermas del 60 % de la producción tras las intensas lluvias de abril en un contexto de precios disparados que dificultan incluso el envasado

Un apicultor manipula unas colmenas en un campo de Bolbaite, en una imagen de 2015. AGUSTI PERALES IBORRA

"Una ruina", "un desastre"... A los apicultores de la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida les faltan calificativos negativos para describir cómo les ha ido la última cosecha de la miel. La producción se ha desplomado en torno a un 60 % o incluso un 70 % -en función de las explotaciones- en medio de un escenario peor imposible con los costes de los combustibles y las materias primas por las nubes.

La concatenación de cuatro campañas por debajo de las expectativas y las negras perspectivas del sector están empujando a algunos productores de las tres comarcas a arrojar la toalla, a tiempo que frenan el necesario relevo generacional. "Me he cansado. Se necesita mucho trabajo y mucho gasto, todo está muy caro y no se gana nada", resume el sentir Gustavo Loscos, un apicultor de toda la vida de Bicorp que ha continuado con el legado la empresa familiar comercializadora de la marca Bimiel tras la jubilación de su padre, pero que asegura que ya no puede aguantar más tiempo.

En Xàtiva únicamente resiste un apicultor. Al frente de la marca Miel Saiti, Álex expone las dificultades por las que atraviesa para poder envasar la poca miel que ha conseguido recolectar este año porque los recipientes de vidrio encadenan una subida del 50% y la tendencia continúa al alza. "Ya vale más el vidrio que la miel", lamenta el productor, que echa en falta un mayor apoyo al sector por parte de la administración autonómica.

Lluvias y calor

El primer factor que explica el desplome de la cosecha de este año es el clima: durante el mes de abril llovió durante 36 días seguidos en plena época de floración del azahar, lo que provocó efectos catastróficos. Los apicultores de las tres comarcas buscan rentabilidad en la transhumancia y se desplazan junto a sus colmenas a diferentes puntos de la geografía española, donde las condiciones suelen ser más favorables. Pero este año el precio del gasoil se ha comido buena parte del negocio y tampoco el clima ha acompañado, puesto que cuando acabaron las precipitaciones llegó un ambiente muy cálido y seco que se mantiene hasta ahora. "No sacamos nada, solo para gastos", mantiene Álex.

Aunque la falta de oferta ha empujado al alza el precio de la miel, la inflación está provocando que la demanda de los consumidores también sea menor. El apicultor de Navarrés Francisco Rey consigue capear en parte la crisis gracias a la consolidación de una marca propia (Navamiel) que mantiene una clientela fiel y prescinde de intermediarios, pero este año reconoce que ha sido "ruinoso" en lo que respecta cosecha, que se ha quedado por debajo de la mitad de una campaña normal, en la que se podrían recolectar unos 25.000 kilos.

Al reducirse las abejas, además, los insectos se ven más atacados por el ácaro Varroa, que representa un problema añadido porque obliga a llevar un seguimiento y un tratamiento exhaustivos. "Mucha gente que ha empezado más joven lo tiene muy difícil. El que no está estabilizado no puede vivir de esto", sostiene Rey.

Aunque las temperaturas de este otoño están siendo más altas de lo habitual, el apicultor señala que de momento las colmenas evolucionan bien gracias a las lluvias de hace un mes que hicieron florecer un poco el campo. Rey coincide en que las ayudas en la Comunitat Valenciana son inferiores a las de otras autonomías y mantiene que deberían concederse con arreglo a la producción de cada apicultor.

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