El edificio rotulado con el número 11 en la calle Corretgeria de Xàtiva tiene una nueva propietaria. Parece una noticia de lo más anodina, pero no lo es: ni por las dimensiones del caserón, ni por los valiosos elementos arquitectónicos y la historia que atesora ni por su ubicación, en pleno corazón del centro histórico de la ciudad, ni tampoco por el fin que se le pretende dar. El inmueble tiene una superficie construida de 1.300 metros cuadrados y albergó a ilustres moradores al menos desde hace cinco siglos.

Como muchas otras grandes casas de pasado insigne en el casco antiguo, su deterioro es más que palpable como consecuencia de un largo periodo de abandono. La sociedad creada por el Estado para absorber los activos tóxicos de la época de la burbuja inmobiliaria (la Sareb) asumió hace años la propiedad y ahora la ha vendido sin cumplir con su deber de conservación: ha dejado el inmueble en un estado deplorable y sin haber cumplido los requerimientos del Ayuntamiento de Xàtiva ni haber informado sobre ellos en el traspaso.  sobre su mantenimiento.

La nueva dueña se llama Belén Sánchez Quintana, es una amante del patrimonio y su intención es salvar la casa de la ruina y adecuarla en un futuro para establecer en una parte de la misma su residencia habitual, respetando sus rasgos históricos. Fuera de sus planes quedan ideas como transformar el edificio en pequeños pisos o destinarlo a un uso hotelero u hostelero, como ha ocurrido con otros caserones similares.

Recuperar una enorme construcción en tan precaria situación como la de Corretgeria es una empresa muy costosa y complicada, pero la propietaria tiene en quién fijarse: su padre, Agustín Sánchez -jefe de Servicio de Farmacia en el hospital de la Ribera-, adquirió y rehabilitó con éxito la histórica Casa Abat de la calle San Rafael, con una extensión de 1.363 metros cuadrados, para establecer en ella su residencia. Sus hermanos han seguido la misma estela: uno compró en 2018 la Casa de los Ferriol, Llaudes o Guardamino, un emblemático edificio del siglo XVIII con 1.000 metros cuadrados de superficie en la misma calle Corretgeria que también estaba en peligro por su mal estado, mientras que el otro hizo lo propio para rehabilitar otra casa del siglo XVIII en la calle Colón de Xàtiva.

Con la última adquisición ya son cuatro los inmuebles de raíces históricas con los que se ha hecho la familia establecida en la localidad. La propietaria del nº11 de Corretgeria lamenta que la Sareb le ocultó que sobre el caserón pesaba una orden de ejecución de obras por parte del ayuntamiento cuando se lo vendió. Como informó este diario recientemente, una inspección técnica constató la "grave situación de deterioro general" del inmueble que ha provocado filtraciones, humedades y desprendimientos que han afectado a las viviendas colindantes. La arquitecta técnica municipal también advirtió de la necesidad de una intervención urgente dada la amenaza de que el edificio sufra en un futuro cercano "roturas de elementos estructurales" que puedan causar "desprendimientos importantes". De la edificación destacan sus altísimos techos o los sillares que forman el arco de medio punto de la puerta primigenia, con elementos del siglo XVI.

Obra menor de urgencia para reparar el tejado

La nueva dueña ha manifestado su compromiso formal de arreglar la casa y ya se está trabajando en una obra menor de urgencia con tal de paliar su deficiencias más graves. La intervención contemplaría el retejado de la cubierta para evitar que entre agua y otras tareas de mantenimiento de la estructura. A largo plazo su intención es contribuir a "generar valor al barrio", con un proyecto de rehabilitación todavía pendiente de definir que en todo caso garantizaría la conservación de todos los elementos patrimoniales del inmueble, para lo que confía en obtener parte de financiación de ayudas públicas. También se valora la posibilidad de colocar un enrejado para que desde fuera los viandantes puedan observar el interior.

Desde la familia esbozan una idea que consistiría en establecer una residencia en una parte del edificio y habilitar algún espacio visitable, enlazándolo con un proyecto más amplio del que también formaría parte el caserón de su hermano Rodrigo Sánchez ubicado en la misma calle. El abogado también está en proceso de adecentar la cubierta de su inmueble y tiene intención en un futuro de habilitar una parte como vivienda y abrir otra a las visitas o para fines museísticos, puesto que la familia va recabando poco a poco una colección artística importante. Sánchez aguarda a la declaración definitiva del edificio como Bien de Relevancia Local -un procedimiento que se inició hace cinco años- para la obtención de subvenciones y pide más facilidades a las administraciones de cara a frenar la degradación de históricos inmuebles en el casco antiguo.

Ilustres habitantes desde el siglo XVI

El historiador Mariano González Baldoví, que ha desplegado una amplia investigación sobre las familias que residieron en los caserones del centro histórico, ha documentado la presencia de inquilinos ilustres en el edificio de Corretgeria ahora adquirido a la Sareb desde al menos el siglo XVI, cuando en la vivienda moró el doctor en Derecho Gaspar Catalá, yerno de un sobrino de un obispo vinculado a los Borja. "Eran gente que tenía y ganaba mucho dinero y procuraban vivir lo más cerca de las Cortes", señala el exdirector del museo municipal.

En el siglo XVII, en la casa vivió otro doctor en Derecho, Raimundo Ferrer, regidor noble y abogado de los reales consejos. Su hija se casó con Vicente Ignacio Morales, que continuó la estirpe en la vivienda durante los siglos XVIII y XIX y tuvo 14 hijos. Morales fue alcalde mayor de Xàtiva, Manresa y Castelló de la Plana. Un hijo militar se casó con la hija del gobernador de Morella y fue coronel del ejército carlista.